Se dice que México es la principal plataforma de lanzamiento para aquellos artistas dispuestos a alcanzar el éxito y el reconocimiento en el resto de Latinoamérica. Es por ello que Ernesto, un reconocido actor en su natal Cuba, decide emigrar a la Ciudad de México en busca de nuevas oportunidades. A pesar de su preparación y amplio currículum, el joven histrión, interpretado por Rafael Ernesto Hernández, se topa con un ambiente despiadado y competitivo donde las conexiones parecieran importar más que el talento.
Decepcionado por la experiencia y preparado para emprender su regreso a Cuba, la vida de Ernesto da un inesperado giro de 360 grados luego de conocer a Belén (Fátima Molina) en uno de los vagones del metro. El protagonista se percata que la chica finge una discapacidad física con tal de ablandar el corazón de los transeúntes y obtener a cambio un par de monedas. El descubrimiento de dicha farsa hace que Ernesto acabe en la oficina de Torrico (Juan Manuel Bernal), un mafioso que lidera a un grupo de personas que mendigan por las plazas de la Ciudad de México. Torrico ofrece al actor una oferta de trabajo difícil de rechazar: dar clases de actuación a sus «trabajadores» para que sus historias y personajes sean más convincentes, y por ende, recaudar una mayor cantidad de dinero.
Esa es la premisa de Marioneta, el más reciente largometraje del director Álvaro Curiel de Icaza basado en un argumento del autor cubano Arturo Arango. Este drama aborda la situación actual de muchos individuos invisibles y olvidados por una sociedad indiferente. Se estima que alrededor de siete mil personas viven en las calles de la Ciudad de México y desafortunadamente, la falta de educación y la necesidad económica hacen que éstas se conviertan en presas fáciles de gente malvada que saca provecho de su miseria. Organizaciones delictivas operan descaradamente ante la complaciente mirada de las autoridades, controlando plazas, y robando las ganancias de personas discapacitadas que no tienen otra forma de ganarse la vida.
Los productores de la cinta mencionaron al término de la proyección en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, lugar donde ésta tuvo su estreno mundial, que el elenco y varios miembros del crew vivieron en carne propia las amenazas de estas células criminales y la indiferencia de las autoridades durante el rodaje en ciertas locaciones de la capital mexicana. Dichas experiencias fueron fundamentales para que la producción buscara retratar fielmente la realidad de lo que ocurre en las calles de la Ciudad de México.
La crueldad e inhumanidad de Torrico, un villano casi de telenovela interpretado con mucha convicción por Juan Manuel Bernal, contrasta con la esperanzadora historia de amor que surge entre Ernesto y Belén. Rafael Ernesto Hernández y Fátima Molina construyen personajes más creíbles con quienes resulta sencillo compaginar. Por desgracia, hay momentos en los cuales la cinta termina volcándose por completo al melodrama, incluyendo un par de sorpresivos giros que se sienten un poco forzados, y que dejan varios huecos en la narrativa.
Pese a ello, Marioneta es una película conmovedora, sencilla y auténtica que nos habla sobre una temática vigente y necesaria. Resulta interesante ver cómo la historia va evolucionando lentamente, y cómo el enfoque de la misma va cambiando de Ernesto a Belén. Todo va ad hoc con la principal enseñanza de la cinta: a veces creemos tener el control total de nuestras vidas y ser quienes se encargan de mover los hilos de la marioneta. Sin embargo, el destino está lleno de momentos inesperados, capaces de cambiar el rumbo de nuestro camino en un abrir y cerrar de ojos.
Calificación: ***
Título original: Marioneta
Año: 2019
País: México
Dirige: Álvaro Curiel de Icaza
Con: Rafael Ernesto Hernández, Fátima Molina, Juan Manuel Bernal y Patricia Reyes Spíndola