Por años, las mujeres de una colonia menonita han sufrido en silencio los constantes ataques sexuales por parte de varios miembros de su comunidad religiosa. Utilizando tranquilizantes para el ganado, los hombres conseguían someter a sus víctimas de todas las edades en plena oscuridad de la noche, haciéndoles creer que tan aberrantes actos habían sido perpetrados por fantasmas, e incluso, por el mismísimo Satanás. Cualquier otra explicación era tachada inmediatamente como un producto de la imaginación femenina por las máximas figuras eclesiásticas. Sin embargo, cuando dos adolescentes se percatan de lo que ha estado ocurriendo bajo el solapo de sus líderes, y logran identificar el rostro del perpetrador, éstas se arman de valor para alzar su voz y proteger a las futuras generaciones de los horrores que han marcado sus vidas para siempre.
En un hecho sin precedentes, las mujeres se reúnen en un viejo establo para decidir su futuro y el del resto de su comunidad. A pesar de no saber leer ni escribir, éstas hallan la manera para que cada una ejerza su voto por la opción que más crea conveniente: callar y no hacer nada al respecto, quedarse y luchar, o bien, abandonar sus hogares e iniciar una nueva vida lejos de los hombres que tanto daño físico y psicológico les han provocado. Luego de que el sufragio resulta en un empate, los integrantes de tres familias tendrán menos de 24 horas para exponer sus posturas, debatir, y llegar a un acuerdo unánime antes de que amanezca.
Al darse cuenta que su opinión no es compartida por la mayoría de sus compañeras, Scarface Janz (la ganadora del premio Oscar Frances McDormand) abandona el recinto junto a su hija y nieta. Salome (Claire Foy) está dispuesta a quedarse en la colonia para hacer justicia por su propia mano y vengarse del hombre que abusó de su hija de tan solo 4 años de edad. Por su parte, Ona (Rooney Mara) intenta convencer a las mujeres de huir del lugar, ya que, al quedarse, el hijo que está esperando – producto de una violación – le sería arrebatado conforme dictan las leyes de su estricta comunidad religiosa. Mientras que Mariche (Jessie Buckley) insiste en encontrar soluciones realistas, en lugar de enfocarse en sueños o fantasías. Las horas transcurren, y en su afán por listar los pros y contras de cada una de las alternativas, sus traumas y conflictos sin resolver comienzan a chocar contra su fe, los predicamentos de pacifismo y perdón que les han infundido desde pequeñas, y la garantía de obtener una vida eterna.
Basada en la obra literaria de Miriam Toews, la cual a su vez está inspirada en hechos verídicos ocurridos hace más de una década en Bolivia, Women Talking (Ellas Hablan) es una fábula cuyos temas tan universales y trascendentales resuenan más allá de los confines de esta comunidad rural en aislamiento. Adaptada a la pantalla grande y dirigida con lirismo por Sarah Polley (Away From Her, Stories We Tell), la película nos sumerge en sus tonos grisáceos para contarnos una historia desgarradora y urgente, pero al mismo tiempo esperanzadora y liberadora. Un relato que pese a la teatralidad de su montaje, aprovecha el formato cinematográfico al máximo para jugar con la cronología y dar mayor profundidad a cada uno de sus personajes.
El extraordinario trabajo de Polley se complementa con la impresionante fotografía a cargo de Luc Montpellier y la cautivadora música de la galardonada Hildur Guðnadóttir (Joker). Algunas tomas tienen ese toque etéreo de Terrence Malick, contrastando la belleza de los paisajes naturales y la sencillez de la vida del campo con la crueldad que co-existe en dichos espacios, y retratando con cierta intemporalidad una historia que bien podría situarse en cualquier época, pero que tristemente transcurre en pleno siglo 21. El filme transmite la impotencia y la rabia de sus personajes, así como también esa libertad al expresar sus opiniones y saber que, por primera vez en sus vidas, sus voces importan y sus decisiones serán fundamentales para forjar el destino de la comunidad, de sus hijos, nietos y demás generaciones por venir.
Pese a todo ello, el principal poder del filme radica en la labor conjunta de su reparto. Cada una de las actrices sobresale gracias a sus arrebatadoras interpretaciones que conmueven de principio a fin. Foy nos rompe el corazón en varias ocasiones como la madre dispuesta a luchar y sacrificar su vida por el bienestar de sus hijos, mientras que Buckley lo hace al mostrarnos la vulnerabilidad que Mariche esconde detrás de su firme carácter. Tanto Judith Ivey como Sheila McCarthy, quienes dan vida a las matriarcas del grupo, son sensacionales, al igual que Kate Hallett, quien es una verdadera revelación. El único actor a cuadro es Ben Whishaw, quien interpreta a August, el maestro de la escuela y eterno enamorado de Ona, quien ayuda a las mujeres a tomar notas durante su junta y a continuar la lucha que su madre dejó pendiente antes de morir.
Women Talking es un íntimo retrato que cuestiona no solo la estructura de la sociedad, sino también el desequilibrio del poder entre géneros. Un potente filme que explora los límites de la obediencia y el perdón, de la fe y de la complicidad, y de las culpas y los traumas que se heredan de generación en generación. Una película que nos muestra como a través del diálogo, de saber escuchar y comprender a los demás, y de actuar en conjunto, aún es posible hallar el mejor camino hacia el bien común de nuestras comunidades.
Women Talking forma parte de la edición 47 del Festival Internacional de Cine de Toronto. La película estrenará en cines de Estados Unidos el 2 diciembre del 2022.

Título original: Women Talking (Ellas Hablan)
Año: 2022
País: Estados Unidos
Dirige: Sarah Polley
Con: Rooney Mara, Claire Foy, Jessie Buckley, Frances McDormand, Judith Ivey, Sheila McCarthy, Michelle McLeod, Kate Hallett y Ben Whishaw