De alguna forma u otra, todos hemos atravesado por nuestros «años azules», esa extraña etapa de la vida en la cual buscamos con ahínco nuestra independencia, aún temerosos de un mundo exterior lleno de preocupaciones y responsabilidades adultas, pero siempre deseosos por descifrar nuestra verdadera vocación. Un limbo entre la adolescencia y la vida adulta que es explorado con absoluta sinceridad en Los Años Azules, la ópera prima de la directora Sofía Gómez Córdova, quien nos transporta hasta un viejo caserón ubicado en la ciudad de Guadalajara para conocer a sus cinco inquilinos y a un gato que, como nosotros, se convierte en testigo silente de lo que ocurre dentro del inmueble.
Silvia, Angélica, Jaime y Andrés comparten el mismo techo, los mismos sueños y las mismas frustraciones. Los años de gloria de la vieja casa que los cobija han quedado en el pasado. Un reflejo de lo que estos jóvenes enfrentan día a día en un país construido por sus antepasados, cuya belleza aún puede apreciarse entre las grietas y los escombros. El mundo exterior es inmenso y ruidoso, pero la cámara nos mantiene únicamente dentro del perímetro de la casa, permitiéndonos explorar así el interior de cada uno de sus personajes.
La dinámica de la casa cambia radicalmente ante la llegada de Diana, una aspirante a actriz que lleva años intentando descubrir su verdadera vocación. Ese mismo sentimiento es algo que comparte con sus compañeros de cuarto, y es por ello que de inmediato compagina con cada uno de ellos. Una comuna de jóvenes artistas que luchan por forjar su propio sendero, al mismo tiempo que aprenden a sortear los obstáculos del mundo exterior. El miedo a la mediocridad y al fracaso son emociones que todos experimentamos en algún punto de nuestra vida cuando se nos presenta la oportunidad de trazar nuestra carrera profesional y nuestros logros personales.
Sofía Gómez Córdova nos ofrece un ensayo auténtico sobre la transición de la juventud a la edad adulta, y de los conflictos que acompañan a ésta: rompimientos amorosos, confusión, soledad. Las historias toman vida propia gracias al excelente trabajo de su reparto, quienes no solo aportan carisma y naturalidad a sus personajes, sino que también nos llevan a través de una montaña rusa de complejas emociones.
Aunque hay algunas historias que podrían llegar a sentirse un tanto repetitivas, es parte del objetivo de Los Años Azules por hacernos sentir el hastío y la frustración de una generación que busca alzar el vuelo pese a la constante reprensión de sus padres. Asimismo, es un relato sobre la amistad en tiempos de conflicto, y una lectura más íntima sobre nuestra relación con el tiempo y el espacio. La vieja casa en sí, se convierte en un personaje más dentro de la cinta. Uno lleno de memorias y de nostalgia. Uno que nos recuerda que todo en la vida es pasajero, los ciclos comienzan y terminan, pero las paredes – aunque deterioradas – mantienen los recuerdos y los sueños de sus inquilinos, de generaciones que han experimentado las mismas tribulaciones, pero que al final del día encontraron su camino propio.
Calificación: ***
Título original: Los Años Azules (The Blue Years)
Año: 2017
País: México
Dirige: Sofía Gómez Córdova
Con: Luis Velazquez, Paloma Domínguez, Juan Carlos Huguenin, Ilse Orozco y Natalia Gómez Vázquez