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Reseña – The Greatest Showman (El Gran Showman)

En una de las escenas de la película, el personaje principal P.T. Barnum (Hugh Jackman) conversa con un periodista que había destrozado su espectáculo circense con una crítica negativa. El personaje del crítico hace alusión a que existe una gran diferencia entre el arte y lo crowd-pleaser, osea, de aquellos espectáculos cuyo único objetivo consiste en entretener al público por un par de horas. Esa línea de diálogo básicamente resume mi sentir con respecto a The Greatest Showman (El Gran Showman), un musical crowd-pleaser que cuenta con los elementos básicos para hacerte pasar un buen rato, pero que detrás de su extravagante fachada encontramos una historia predecible con personajes unidimensionales, y un trabajo de dirección por parte del debutante Michael Gracey que no logra convencer del todo.

The Greatest Showman es un film biográfico que nos permite conocer a fondo al controversial P.T. Barnum, un prominente empresario de los años 1830s y considerado por muchos como el padre de los espectáculos en vivo. Luego de perder su empleo de oficina, Barnum decide utilizar los ahorros familiares para montar un museo de curiosidades en la ciudad de Nueva York, el cual eventualmente se convertiría en un show en vivo encabezado por personajes con capacidades únicas y extrañas. Por ejemplo, la mujer barbuda, el hombre más pequeño del mundo, los hermanos siameses, etc. La cinta nos muestra el ascenso a la fama del protagonista, así como los obstáculos que éste deberá vencer con tal de mostrarle al mundo que cualquier persona, sin importar su apariencia física, merece el respeto y admiración de los demás.

Definitivamente The Greatest Showman cuenta con una temática y un mensaje que resulta relevante a nuestros tiempos. Hay quienes consideran que la visión del fundador P.T. Barnum estuvo adelantada a sus tiempos, y la película ciertamente se aprovecha de esta teoría. Sin embargo, también hay quienes se encuentran en una postura totalmente opuesta y sostienen que el empresario fue quien dio comienzo a las prácticas de abuso animal en los circos. Esta situación no se explora en la versión que vemos en la pantalla grande, por lo que de entrada sabemos que la historia fue adaptada para caber dentro del estándar y la fórmula hollywoodense del musical de corte familiar.

La película arranca con un número musical que pareciera evocar a Moulin Rouge de Baz Luhrmann. Música pop y hip-hop contemporánea se conjuga con un diseño de producción que nos transporta hasta los Estados Unidos de principios del siglo 19. Este contraste ha funcionado exitosamente en otras producciones musicales de Hollywood, pero desafortunadamente aquí la falta de experiencia de su director es notoria, y éste termina por recetarnos secuencias sin encanto y magia, que no arriesgan ni provocan algo nuevo. Las melodías, compuestas por el dúo encargado de musicalizar La La Land, suenan como las típicas canciones genéricas que uno escucha en la radio cortesía de One Republic o Maroon 5.

Los momentos musicales clave de la película pierden toda fuerza al no saber transmitir el sentimiento y la magia de la historia. Un claro ejemplo es «Never Enough», el número musical a cargo de Jenny Lind (interpretada por Rebecca Ferguson). Este es el momento en el cual el protagonista se enamora de la voz de la cantante, mientras que ella flirtea descaradamente frente a su esposa Charity. Mientras otros musicales aprovechan y explotan el medio cinematográfico al máximo para echar a volar la imaginación y trasladar a los personajes hacia escenarios creados por sus propias mentes, aquí simplemente colocan varias cámaras en un teatro para después editar la secuencia de una forma totalmente convencional y segura. El único número musical de la película que arriesga un poco más es el de «Rewrite the Stars» entre Zac Efron y Zendaya.

Hugh Jackman convence con su actuación, aunque en ocasiones, con todo y maquillaje, el australiano se ve un poco mayor para el personaje que está interpretando. El resto de los actores hace lo que puede con sus personajes unidimensionales que solamente giran en torno al protagonista. Ninguno de ellos tiene un arco narrativo de suma importancia, incluyendo la sub-trama romántica entre Efron y Zendaya que sigue el mismo patrón lleno de clichés. Michelle Williams resulta terriblemente desaprovechada, y los conflictos entre su personaje y el de Jackman surgen y se resuelven en cuestión de minutos.

En resumen, The Greatest Showman está lejos de convertirse en un nuevo clásico del cine musical. Es una cinta con marcados desaciertos de guión y dirección que no logran equilibrarse con sus colores vibrantes y sus melodías empalagosas. Es un musical que busca sentirse contemporáneo con su temática y con sus canciones, pero que su estilo está totalmente arraigado al old school de Hollywood, sin riesgos y sin salirse de la raya de la típica fórmula bien probada. Eso si, no podemos negar el carisma de Jackman para encabezar el reparto de la película, y que, a pesar de sus errores, The Greatest Showman es una cinta ágil que comparte la misma filosofía de su protagonista: «el arte más noble es el de hacer a otros feliz». Al menos en eso, la película cumple, y bien.

Calificación: **

Título original: The Greatest Showman (El Gran Showman)

Año: 2017

País: Estados Unidos

Dirige: Michael Gracey

Con: Hugh Jackman, Michelle Williams, Zac Efron, Zendaya y Rebecca Ferguson

2 comentarios

  1. Personalmente encontré la peli muy llamativa visualmente, pero floja de argumento. La banda sonora está bien, pero no es ninguna obra maestra. Y todo esto en el cine, estoy casi segura de que en la pequeña pantalla pierde mucho de lo bueno que tiene…
    Nah, no está mal, pero ninguna maravilla.

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