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Reseña – Oppenheimer

Tras conocer que Alemania ha reclutado a un grupo de científicos para desarrollar armamento nuclear durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno estadounidense decide poner en marcha un confidencial programa de investigación titulado Proyecto Manhattan, con el fin de adelantarse a sus enemigos y evitar una terrible catástrofe que pudiera poner en riesgo el futuro del planeta. El año es 1942. J. Robert Oppenheimer (Cillian Murphy), un reconocido profesor de física cuántica de la Universidad de California en Berkeley, es elegido como el director de los trabajos de exploración en un laboratorio ultra-secreto, situado en las áridas llanuras de Los Alamos, en el estado sureño de Nuevo México. Ahí, el llamado «padre de la bomba atómica» reuniría a las mentes más brillantes del país para encabezar el diseño y la creación de un artefacto militar que acabaría por cambiar por completo el curso de la historia mundial. En su afán por dejar un importante legado que le permitiera ser recordado – y celebrado – por siempre, su arrogancia terminó llevándole por el camino opuesto, convirtiéndose en el personaje responsable de iniciar una crisis de carácter internacional cuyas repercusiones aún son vigentes, casi ocho décadas más tarde.

Al darse cuenta del poder devastador de su invención, luego de presenciar las horribles imágenes del bombardeo en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, provocando la muerte de más de 200,000 personas, Oppenheimer decidió alzar la voz para exigir mayor gobernanza al desarrollo y uso de las armas nucleares, oponiéndose en más de una ocasión a las posturas del mismo gobierno al que alguna vez sirvió con gran orgullo. Aprovechando su creciente popularidad, éste comenzó a lanzar duras críticas contra las autoridades, importunando a miembros del gabinete presidencial, entre ellos Lewis Strauss (Robert Downey Jr.), entonces coordinador del Comité de Energía Atómica de los Estados Unidos. Como resultado, una campaña de desprestigio bien orquestada se encargaría de restar credibilidad a las palabras del brillante científico, al cuestionar su lealtad a la nación debido a su participación en asociaciones comunistas durante sus años como docente.

Basada en la biografía titulada American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer, escrita por Kai Bird y Martin Sherwin, Oppenheimer es un exuberante espectáculo cinematográfico como solo Christopher Nolan es capaz de montar. La majestuosa fotografía de Hoyte Van Hoytema, su colaborador de cabecera, en conjunto con las estremecedoras composiciones musicales a cargo de Ludwig Göransson y el extraordinario diseño de sonido, logran crear una atmósfera de total inmersión, transmitiendo efectivamente la tensión y la adrenalina de las primeras pruebas atómicas, conocidas como Trinity. Los fanáticos del realizador de filmes como The Dark Knight, Dunkirk y Tenet encontrarán en esta nueva obra sus característicos Nolanismos: desde la narración fragmentada, hasta los cambios de textura visual, los efectos prácticos, y las temáticas recurrentes que buscan explorar y descubrir los misterios más profundos del universo y de la humanidad. No obstante, eso significa que algunos de sus vicios también se hacen presentes. El más evidente es el tratamiento de los dos personajes femeninos con mayor peso en el relato, interpretados por Emily Blunt y Florence Pugh como la esposa y la amante del protagonista, respectivamente, los cuales existen a la sombra del genio y figura de Oppenheimer, perdidos en el alcohol y los barbitúricos.

«Me he convertido en la muerte, el destructor de mundos» declara el protagonista tras observar cómo su invento, convertido por el gobierno del país en un arma genocida, desencadenaría una reacción incontenible cual resultado de fisión nuclear, de ahí que una de las líneas narrativas del filme lleve dicho título. Aunque desarrollada en orden no cronológico, «Fisión» nos muestra la historia a partir de las memorias de Oppenheimer, mientras éste es interrogado durante un supuesto procedimiento de rutina para renovar su autorización de seguridad, casi una década después del término de la guerra. En paralelo, el segmento «Fusión», también en referencia a un ejemplo de reacción nuclear, va intercalándose en el relato con anécdotas presentadas desde la perspectiva de Strauss con una fotografía en blanco y negro, al ser cuestionado en 1958 por la cámara de Senadores de los Estados Unidos en relación a su vínculo con el controversial científico. Un meticuloso trabajo de edición permite hilar ambas versiones, dejando en claro la lucha de egos de dos hombres cuya ambición y sed de poder terminaría conduciéndolos por el lado oscuro de la historia.

En cuanto a los temas que Oppenheimer explora a través de sus tres horas de duración, algunos de ellos resultan pavorosamente oportunos. En especial al observar las consecuencias del uso indebido de la ciencia, una conversación que recientemente ha acaparado las primeras planas de los principales diarios de todo el mundo, en relación al desarrollo y al empleo potencial de la inteligencia artificial en nuestra vida cotidiana. Asimismo, la película muestra cómo la ciencia y la política tienden a ir de la mano, y por ende, el porqué es importante establecer, desde las primeras etapas de diseño, los principios y normas necesarias para controlar y evitar que ésta sea utilizada de formas que puedan poner en riesgo el bienestar de la sociedad. Un terrorífico cuento aleccionador que esperamos ayude a prevenir que la historia vuelva a repetirse.

Desafortunadamente, a pesar de su proeza visual y sonora y de su relevancia temática, en esta ocasión la estructura narrativa y la precisión histórica de sus diálogos hacen que el ritmo de la película resulte tedioso, especialmente durante la primera mitad. La cinta se vuelve menos demandante y un poco más ágil una vez que las bombas atómicas son reveladas al mundo, y el espíritu del protagonista es confrontado por las atrocidades de su invento. «¡Tengo sangre en las manos!», confiesa Oppenheimer al entonces presidente de los Estados Unidos Harry Truman (Gary Oldman en un sorpresivo cameo), quien dio la orden de utilizar las armas en contra de Japón. El último acto del filme, un drama que transcurre principalmente en los tribunales, cierra con ímpetu, aunque sin los giros ni la intriga que suele acompañar a los guiones de Nolan.

Cillian Murphy se pierde por completo en la piel del personaje principal, brindando una de las interpretaciones más impresionantes de su carrera. El resto del elenco hace un trabajo formidable, con Emily Blunt, Matt Damon y Robert Downey Jr. tomando la delantera gracias a sus sólidas actuaciones y apoyando a Murphy de manera excepcional. Si bien Oppenheimer es quizá una de las cintas más accesibles de Christopher Nolan, y una muestra más de su genialidad creativa, como relato de corte biográfico éste carece de elementos suficientes para sorprender. Las imágenes y sonidos masivos están ahí, pero las emociones no llegan a alcanzar el mismo nivel de grandiosidad. Quienes logren seguir la historia a pesar de la densidad de sus primeras horas serán recompensados con un final que cuestiona no solo al protagonista, sino también la debilidad de la naturaleza humana. Sin embargo, lo más sorprendente de Oppenheimer es que, ochenta años más tarde, muchas de las problemáticas mundiales que desgraciadamente enfrentamos hoy en día son el resultado directo de aquellas decisiones realizadas a puerta cerrada donde el ego se impuso a la razón, ambicionando legados que hoy yacen manchados por la sangre de miles de personas.

Oppenheimer estrena en cines de Estados Unidos a partir del 21 de julio del 2023.

(3.5 estrellas de 4)

Título original: Oppenheimer

Año: 2023

País: Estados Unidos, Inglaterra

Dirige: Christopher Nolan

Con: Cillian Murphy, Emily Blunt, Matt Damon, Robert Downey Jr., Alden Ehrenreich, Josh Hartnett, Florence Pugh, Benny Safdie, Rami Malek y Kenneth Branagh

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