Desde el arranque de su segundo largometraje, el realizador mexicano Alonso Ruizpalacios nos advierte que estamos a punto de ver la réplica de una historia verídica. Un toque ingenioso, al considerar que gran parte de la cinta gira en torno a piezas arqueológicas robadas de un museo. A su vez, esto también juega con la constante narrativa en la cinta donde se cuestiona la veracidad de los relatos que hemos adoptado como parte de nuestra memoria colectiva. En ocasiones, lo que reconocemos como historia bien pudiera ser el resultado de la perspectiva u opinión de alguien más. En el caso de Museo, el hecho de que el narrador del filme no sea el protagonista ayuda solamente a confirmar dicha hipótesis.
Luego de haber dirigido una de las mejores películas mexicanas de los últimos años, Ruizpalacios regresa con un elenco más apabullante y con una historia que gira en torno al llamado «robo del siglo». Eso si, sin perder el característico estilo que nos ofreció en su ópera prima Güeros y que, de cierta manera, continúa haciéndole guiños a la Nueva Ola Francesa.
En Museo conocemos a Juan (Gael García Bernal) y Wilson (Leonardo Ortizgris), dos compañeros de la escuela de veterinaria que deciden hurtar más de un centenar de piezas del Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México en 1985. El par de jóvenes decide cometer el atraco en pleno día de Navidad, aprovechando la falta de vigilancia en el recinto y el cierre temporal del inmueble por remodelación. Los factores que empujaron a Juan a planear este masivo robo son inciertos, aunque uno puede esbozar al menos un par de razones: el desdén ante el estilo de vida de la clase media mexicana, y la falta de ética y moralidad de quienes han presumido de «preservar» estas obras invaluables sin importarles el daño que sus acciones pudieran provocar.
«Para preservar hay que saquear» dice el coleccionista de arte Frank Graves, un hombre de origen inglés que vive en el puerto de Acapulco, y a quien intentan venderle las piezas sustraídas ilegalmente del museo. Gran parte del patrimonio y la herencia de las culturas indígenas que habitaron en territorio mexicano hoy forman parte de exhibiciones en recintos fuera del país. Así como el penacho de Moctezuma, cuya pieza original se encuentra en la ciudad de Vienna, existe una gran cantidad de joyas artísticas que fueron robadas hace cientos de años. Más allá del valor monetario, estos artefactos tienen gran valor simbólico, principalmente de identidad nacional y cultural. Son símbolos de nuestras raíces, de nuestros antepasados, y de quiénes somos como país.
Alonso Ruizpalacios arma un estilizado heist film (filme de robos). Su cámara está en constante movimiento, jugando con la perspectiva y la composición de los encuadres, y acompañando las secuencias con buenas piezas musicales. La escena del robo está elaborada hasta el más minucioso detalle, y nos atrapa en esa atmósfera de tensión y suspenso que atraviesan los personajes. Aunque Museo cuenta con un gran reparto que también incluye a Ilse Salas, Alfredo Castro y Lisa Owen, es Gael García Bernal quien se lleva la película con un personaje antipático y complejo que busca encontrar su lugar tanto dentro de su familia, como en la sociedad.
Pese a que la historia de la película se desarrolla en 1985, los temas centrales aún son vigentes. Hay un par de momentos que logran conectar el pasado con el presente. El primero es el sentimiento de unidad y solidaridad que se vive en el país luego del sismo del 85, similar a lo que se vivió justamente el año pasado. El segundo es un breve detalle: el número del locker en el museo es 43, una referencia a la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa en el 2014.
El tema sobre la frustración del sueño de la clase media mexicana es uno que me recuerda a lo que vimos recientemente en el filme norteamericano American Animals, un trabajo de docu-ficción que también retrataba los planes de un grupo de jóvenes privilegiados por robar una pieza de arte. Al hablar de privilegio, no me refiero solamente al hecho de tener dinero, sino a las oportunidades que éstos poseen. Resulta interesante cómo el llamado sueño de la clase trabajadora termina provocando un hastío capaz de llevar a los individuos a cometer acciones como forma de rebeldía, que en papel suenan descabelladas o sin sentido.
Aunque Museo no logra sobrepasar la maestría presentada por Ruizpalacios en su ópera prima, éste consigue entregarnos una obra estéticamente perfecta que ahonda en uno de los episodios poco explorados de la historia moderna de México. Es un firme recordatorio de la lucha constante por conservar y preservar nuestra herencia y nuestro patrimonio cultural. No es una responsabilidad única del gobierno, sino de todos como sociedad. De involucrarnos, de aprender, y de evitar que tragedias como la ocurrida recientemente en el Museo Nacional de Brasil nos arrebaten piezas que si bien no poseen un alto valor monetario, éstas tienen un enorme significado para definir nuestra identidad y la de los futuros ciudadanos.
Calificación: *** 1/2
Ficha técnica:
Museo
Museum
Año: 2018
País: México
Dirige: Alonso Ruizpalacios
Con: Gael García Bernal, Leonardo Ortizgris, Ilse Salas, Alfredo Castro y Lisa Owen