La cinta Detroit (Detroit: Zona de Conflicto) hace su arribo a las salas cinematográficas de los Estados Unidos en medio de una serie de enfrentamientos que si bien no están directamente ligados a la historia de la película, éstos vienen a dejar en claro que los conflictos raciales, retratados por la directora Kathryn Bigelow en su más reciente proyecto fílmico, aún siguen latentes en la sociedad estadounidense y desgraciadamente continúan cobrando la vida de cientos de personas inocentes.
Dividida en tres actos principales, el filme nos transporta hasta el año 1967 para recrear los enfrentamientos y manifestaciones que se suscitaron en la ciudad de Detroit, Michigan, los cuales se extendieron durante cinco días y arrebataron la vida a medio centenar de personas, la mayoría de éstas de raza negra. Estos hechos han pasado a la historia como una de las rebeliones más violentas en la historia de los Estados Unidos. Durante la primera parte de la cinta conocemos a algunos de los personajes como Dismukes (John Boyega de la saga Star Wars), quien trabaja como guardia de un establecimiento comercial, y los amigos Larry y Fred, quienes forman parte del grupo musical The Dramatics. Al mismo tiempo, somos testigos del inicio de esta revuelta, la cuál surgió a raíz de una movilización policiaca que arrestó a hombres y mujeres que se encontraban dentro de un bar clandestino. Cansados del abuso de fuerza y poder de los policías, la gente se armó de valor y comenzó a reprender los actos, exigiendo un trato igualitario.
El clímax de la película llega en su segunda parte, en la cual Bigelow y su escritor de cabecera Mark Boal nos llevan hasta el interior del motel Algiers, lugar donde ocurrió un hecho que sacudió a la nación. En pleno toque de queda, el ejército y la policía de Michigan escuchan varias detonaciones provenientes del inmueble y de inmediato se dirigen a este lugar donde se albergaban diez jóvenes afroamericanos y dos chicas blancas. Convencidos de que éstos esconden a un francotirador, tres oficiales empiezan a abusar física y verbalmente de los jovencitos con tal de descubrir la verdad. Poco a poco las cosas van saliéndose de control, lo que nos lleva hasta el tercer y último acto en el que la cinta nos lleva hasta los juzgados y tribunales para tratar de esclarecer lo que sucedió esa noche dentro del motel.
La ganadora del Oscar Kathryn Bigelow, directora de los filmes The Hurt Locker y Zero Dark Thirty, vuelve a recetarnos una historia sumamente intensa y cruda, aunque en esta ocasión la acción se desenvuelve dentro del territorio de los Estados Unidos. La cámara está siempre en constante movimiento, y su ritmo tan frenético no permite darnos la oportunidad de tomar aliento. Durante casi una hora de duración atestiguamos la violencia física, el abuso de autoridad, los ataques sexuales y el terror psicológico que tres elementos policiales de raza blanca, cuyas verdaderas identidades son protegidas en la película, utilizan para someter a un grupo de jóvenes sin posesión de armas. Uno como espectador comienza a sentirse rabioso e impotente al observar el racismo y la falta de humanidad de estos individuos.
Detroit es una experiencia cinematográfica difícil, cruda y depresiva que te somete a más de dos horas y media de tensión y estrés que no me gustaría volver a experimentar en mi vida. Pese a ello, es un trabajo que merece un vistazo obligatorio, no solo para entender la raíz de muchos de los problemas sociales que aquejan a los Estados Unidos, sino también para ayudarnos a hacer frente y poner un alto a este tipo de conductas racistas y de supremacía que aún existen en el territorio norteamericano. Simplemente basta echar un vistazo a la tragedia ocurrida el pasado fin de semana, en el cuál una persona perdió la vida y más de una decena resultó lesionada, luego del levantamiento de un grupo neo-nazi de supremacía blanca en el estado de Virginia. Estos individuos utilizan palabras derogatorias e incitan a la violencia para atacar a los ciudadanos americanos que no comparten su mismo color de piel y sus mismas ideologías.
Es por ello que el mensaje de Detroit resulta aún más importante y relevante en plena crisis social por la cual está atravesando los Estados Unidos. Es un llamado a la justicia, a la igualdad, al amor al prójimo y al entendimiento. Y aunque haya quienes estén en contra del estilo de la realizadora Kathryn Bigelow por retratar los hechos con lujo de violencia, yo creo que ésta es quizá la única manera para que el mensaje sea capaz de llegar a los corazones y a las mentes de la audiencia. Una experiencia difícil, pero necesaria.
Calificación: *** 1/2
Título original: Detroit (Detroit: Zona de Conflicto)
Año: 2017
País: Estados Unidos
Dirige: Kathryn Bigelow
Con: John Boyega, Algee Smith y Will Poulter