En su extraordinario debut como directora, la actriz Maggie Gyllenhaal decide explorar temáticas familiares desde una perspectiva poco convencional. Ya sea al hablar sobre el instinto maternal, las expectativas que la sociedad impone con respecto a la educación de los hijos, o bien, de los retos para encontrar ese fino balance entre la vida personal y profesional, The Lost Daughter (La Hija Oscura) desafía constantemente lo tradicional, tanto en el campo narrativo como en el visual, para construir un enigmático y cautivador relato, de esos que quedan prendados en nuestra mente por varios días.
Basada en la novela homónima de Elena Ferrante, la cinta nos introduce a Leda (Olivia Colman), una profesora en letras que ha decidido tomarse un breve descanso en solitario, lejos de toda presión familiar y laboral. Para ello, ha elegido el destino más remoto posible: una pequeña isla situada en el archipiélago griego. Un verdadero paraíso terrenal, ideal para desconectarse por completo, relajarse, y olvidarse de cualquier preocupación del mundo exterior por unos cuantos días. Solo ella, unos cuantos de sus libros favoritos, los cálidos rayos del sol, y el agua color turquesa del Mediterráneo.
No obstante, su tranquilidad se ve interrumpida abruptamente con la llegada de una ruidosa familia, también proveniente de los Estados Unidos. Aunque al principio la protagonista intenta mantener cierta distancia del grupo de turistas, hay algo en Nina (Dakota Johnson), una de las paseantes, que de inmediato llama su atención. Sigilosa, ésta observa con cuidado cada movimiento de la joven madre y su pequeña hija Elena, evocando en ella una serie de nostálgicos recuerdos. Una tarde, Elena desaparece sin dejar rastro, por lo que Leda decide salir de su zona de confort para brindarle apoyo a una desesperada Nina.
Tras hallar a la menor perdida, ambas mujeres comienzan a entablar una extraña relación. En cada interacción, la protagonista se ve reflejada a ella misma en Nina, tanto en su personalidad como en su forma de comunicarse con Elena. De pronto vemos flashbacks de una joven Leda, interpretada ferozmente por Jessie Buckley, que replican con exactitud las situaciones y los conflictos que está enfrentando su nueva amiga. A pesar de su cercanía, la profesora guarda un misterioso secreto: ésta ha robado la muñeca de Elena y se ha dado a la complicada tarea de cuidar del juguete cual si fuera real. Como si la vida le hubiese brindado una inesperada segunda oportunidad para enmendar los errores de un pasado que le acecha constantemente.
«Soy una madre antinatural», confiesa con lágrimas en los ojos la protagonista al conversar con Nina. En The Lost Daughter, Gyllenhaal nos muestra el dolor y la culpa que muchas mujeres cargan en su interior al sentir que no han tenido un buen desempeño como madres en la crianza de sus hijos. La película no juzga a Leda, sino que abre un necesario diálogo que cuestiona los prejuicios sociales en torno al deseo de la mujer por trabajar y formar un hogar de forma simultánea. El filme abandona el arquetipo de la buena madre que suele ser idealizado en Hollywood para mostrarnos la realidad con todos sus dobleces. La maternidad tal y como es, con sus altas y bajas, llena de momentos de alegría, pero también de aflicción, sin pintar una falsa imagen.
Con una ambigüedad latente de principio a fin, la cinta juega constantemente con nuestra percepción de lo real y lo imaginario, valiéndose de símbolos recurrentes a través de la historia: las naranjas, que representan su vínculo familiar, y la muñeca, que le brinda una nueva oportunidad de ser madre. El trabajo de edición, apoyado por la increíble música seductora de Dickon Hinchliffe, nos envuelve en misteriosas atmósferas que desdibujan las líneas entre el pasado y el presente, mientras que los breves flashes a una Leda desvanecida frente al mar nos hacen cuestionar la veracidad de algunos eventos.
Saliéndose del molde predeterminado, The Lost Daughter es un hechizante drama psicológico y un impresionante debut cinematográfico para Maggie Gyllenhaal. Aunque la película pierde un poco su enfoque durante la segunda mitad al profundizar en sub-tramas reiterativas del pasado de Leda, ésta consigue mantener el tono elusivo gracias al prodigioso trabajo en conjunto de Olivia Colman, Dakota Johnson y Jessie Buckley. Quizá uno de los retratos más complejos y crudos que hayamos visto en cine sobre la maternidad. Una entrañable historia sobre los sacrificios, las penas y las culpas que en ocasiones se cargan injustamente debido a las falsas expectativas con las que se mide socialmente el éxito o el fracaso como madre.
The Lost Daughter (La Hija Oscura) está disponible en Netflix a partir del 31 de diciembre del 2021.

Título original: The Lost Daughter (La Hija Oscura)
Año: 2021
País: Estados Unidos, Grecia
Dirige: Maggie Gyllenhaal
Con: Olivia Colman, Dakota Johnson, Jessie Buckley, Ed Harris, Peter Sarsgaard y Paul Mescal