Fundada hace más de un siglo en Italia, la reconocida firma Gucci ha sido sinónimo de elegancia y opulencia a nivel internacional. Por años, sus exclusivos productos han ofrecido a los clientes la ilusión de un estilo de vida suntuoso. Ya sea imaginando tomar un café en alguna de las plazas más emblemáticas de Milán o tomando un baño de sol en las paradisiacas playas de la Toscana, la marca ha vendido una experiencia digna de monarcas, misma que fuera realzada por la extravagancia propia de la dinastía Gucci, encargada del manejo del negocio familiar. Es por ello que cuando Patrizia Reggiani, una joven ambiciosa de clase trabajadora, conoce al futuro heredero de la casa de moda en una fiesta a principios de 1970, ésta no dejará pasar la oportunidad de ingresar a un privilegiado mundo de sofisticación y riqueza.
Basada en la novela homónima de Sara Gay Forden, e inspirada en hechos reales, House of Gucci (La Casa Gucci) nos muestra la estrepitosa caída del imperio de la moda en los años noventa a raíz de una larga lista de conflictos familiares, los cuales fueron agrandándose luego de que Maurizio (Adam Driver) se empeñara en contraer nupcias con Patrizia (Lady Gaga) pese a la rotunda oposición de Rodolfo (Jeremy Irons), el patriarca e hijo del fundador de la prestigiosa compañía. Una decisión que acabaría distanciándolo no solo de su estirpe, sino también de acceso a todo lujo.
Dispuesta a reclamar el estilo de vida de abundancia que le corresponde, la nueva integrante de la familia montará un astuto pero extremadamente peligroso juego que permita a su marido tomar el control absoluto de la exclusiva firma de moda. Una serie de artimañas que generarán discordia entre Maurizio y su tío Aldo (Al Pacino), el entonces presidente del consorcio global, y Paolo (Jared Leto), un aspirante a diseñador que se ha convertido en el hazmerreír de los Gucci. No obstante, al darse cuenta que los ambiciosos planes de Patrizia amenazan con destruir el legado construido con gran esfuerzo por sus antepasados, el heredero decidirá a sacar a su esposa de la partida, desatando su ira incontenible. Una obsesión que la empujará a tomar medidas drásticas con tal de retomar el poder y la riqueza que le han sido arrebatadas.
House of Gucci sobresale por su impecable diseño de producción y vestuario, honrando el estilo característico de la marca, así como por su impactante trabajo de maquillaje, el cual sorprende principalmente en la caracterización y transformación de Leto, quien está irreconocible. Sin embargo, fuera de estos aspectos técnicos, la producción a cargo de Ridley Scott (Gladiator, The Martian) nos presenta una historia biográfica demasiado convencional, blanda y tonalmente irregular que no solo desaprovecha el talento de su reparto, sino también lo interesante de un relato lleno de engaños y traiciones.
A nivel narrativo, la película decepciona por su falta de dinamismo, cohesión e imaginación. Sobre todo después de haber visto The Last Duel, lo más reciente de Scott, donde el desarrollo de la historia, visto a través de tres perspectivas distintas, salía de lo ordinario para mostrarnos algo más arriesgado. En House of Gucci encontramos una sucesión casi interminable de segmentos de 5 a 10 minutos de duración (algunos de ellos en forma de sketch), los cuales son presentados de forma cronológica y atropellada, sin dar espacio al estudio de cada uno de sus personajes ni a establecer un lazo emotivo con ellos. Una historia atractiva que desafortunadamente termina cayendo en el tedio.
Otro factor que juega en su contra es el hecho que House of Gucci tiene la firme intención de ser un drama serio, de esos que tanto gustan a los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, a pesar de que parte del elenco está instalado en personajes exagerados y caricaturescos que generan comedia involuntaria. Existe un constante choque en el tono del filme que resulta difícil digerir sus momentos solemnes tras disfrutar de los alocados arranques cortesía de Gaga y Leto. De haber abrazado más ese estilo camp, extravagante y liviano, al menos su ritmo hubiera sido más consistente y ágil. El único actor que pareciera haber entendido la tarea es Adam Driver, cuya interpretación va gradualmente de la mesura a la locura conforme avanza la cinta.
Detrás de su suntuosa y exquisita superficie, House of Gucci carece de profundidad temática y emocional. Un ejercicio de estilo sobre sustancia que desaprovecha una historia tan única y tan rica en comentarios para ofrecernos un predecible drama biográfico de prestigio. Pese a ello, la película vale la pena por sus cualidades técnicas y por la convicción de un reparto cuyas extrañas y alocadas interpretaciones aligeran el tono tan sobrio que Scott buscaba alcanzar a toda costa. Un relato frío, calculado y poco inventivo.
House of Gucci (La Casa Gucci) estrena en cines de Estados Unidos, México y el resto de Latinoamérica a partir del 25 de noviembre del 2021.

Título original: House of Gucci (La Casa Gucci)
Año: 2021
País: Estados Unidos, Canadá
Dirige: Ridley Scott
Con: Lady Gaga, Adam Driver, Al Pacino, Jared Leto, Salma Hayek y Jeremy Irons