Los lazos que unen a dos familias en la norteamérica rural de mediados del siglo pasado es retratada de forma íntima y casi poética por la directora Dee Rees (Pariah), quien no solamente desmenuza el estilo de vida campirano durante la Segunda Guerra Mundial, sino que también pone el reflector en los conflictos raciales que aquejan al país desde hace cientos de años. Estrenado ante gran aclamo en el Festival de Cine de Sundance a principios del año, Mudbound (El Color de la Guerra) es un drama en la vena de los grandes clásicos americanos sobre la guerra y la familia. La cinta fue adquirida por la plataforma digital Netflix y será lanzada a través de su servicio a nivel mundial el próximo mes de noviembre, con la esperanza de alcanzar varios reconocimientos durante la temporada de premios.
Con una estructura narrativa muy diferente a lo que comúnmente acostumbramos a ver en este género cinematográfico, Mudbound arranca con el final de la historia: los hermanos Jamie y Henry McAllan, y la esposa de éste último Laura, se encuentran dando sepultura al patriarca de la familia en los lodosos terrenos de una granja ubicada en el estado sureño de Mississippi. En eso, una carroza en la que viaja la familia Jackson hace su arribo y Henry le pide a Hap, el jefe de familia, que le eche una mano para bajar el ataúd en la fosa. A partir de ahí, la historia da un brinco al pasado para introducir a cada uno de los personajes, y desarrollar las sub-tramas que desencadenan en ese preciso momento. Es así como conocemos el inicio del romance entre Henry (Jason Clarke) y Laura (Carey Mulligan), a Jamie (Garrett Hedlund) el hermano galán de Henry por quien Laura siente una cierta atracción, y finalmente a Ronsel (Jason Mitchell) y sus padres Hap y Florence (Rob Morgan y la cantante Mary J. Blige), quienes viven y cuidan de la granja perteneciente a los McAllan.
En busca de ofrecerle un mujer futuro a su esposa y a sus dos hijas, Henry decide mudarse de Tennessee a Mississippi, sin imaginarse que terminarán asentándose en una granja abandonada propiedad de sus antepasados. Dichas tierras se han mantenido a flote gracias al trabajo de los Jackson, una familia afro-americana que renta una parte del terreno y sobrevive gracias a la agricultura. La llegada de los McAllan vendrá a ocasionar conflictos entre ambas familias, pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial hará que los lazos que los unen se fortalezcan gracias a la inesperada amistad entre Jamie y Ronsel, dos veteranos de guerra quienes sufren de estrés post-traumático.
Cada uno de los personajes se convierte en el narrador de la historia en distintas ocasiones, como si se tratara de un monólogo interno que no solamente pone en contexto sus motivaciones con las acciones que vemos retratas en la pantalla, sino que también nos permite conectar de una forma más íntima con cada uno de ellos y descubrir sus sueños y temores más ocultos. Mudbound explora los distintos lazos entre los miembros de las dos familias: padre-hijo, hermano-hermano, y madre-madre, y éstos van entrecruzándose gracias al gran trabajo de edición de la cinta. Este último lazo, el que se enfoca en la amistad que nace entre Laura y Florence es el más interesante de todos, ya que permite que Carey Mulligan y Mary J. Blige brillen. Hay una escena en la que el personaje de Mulligan se aferra a los brazos de Blidge mientras estalla en llanto, la cual simboliza a la perfección uno de los temas principales de la historia: ambas son iguales sin importar el color de su piel, sus creencias o sus costumbres.
La directora Dee Rees hace un fantástico trabajo al dirigir a un gran elenco que reúne a talento nuevo y establecido en Hollywood. Garrett Hedlum y Jason Mitchell son verdaderas revelaciones, y aunque Mitchell ya había sorprendido con su participación en el filme Straight Outta Compton, éste será sin duda el rol que lo catapultará al estrellato. Carey Mulligan ofrece una sólida interpretación como de costumbre, pero son Rob Morgan y Mary J. Blige quienes terminan convirtiéndose en las estrellas de este drama familiar.
Mudbound es una cinta conmovedora que retrata con precisión la injusticia social y el odio racial que ha existido, y que lamentablemente aún existe, en los Estados Unidos. Pese a sus aciertos en cuestión de edición y fotografía, y al gran trabajo en conjunto de su elenco, esta película de corte independiente no logra evitar caer en varios convencionalismos y clichés del género. Pese a ello, Mudbound logra cumplir con su objetivo a la perfección. Un aplauso para Netflix por continuar promoviendo el talento y las historias que los grandes estudios de Hollywood continúan ignorando.
Calificación: *** 1/2
Título original: Mudbound (El Color de la Guerra)
Año: 2017
País: Estados Unidos
Dirige: Dee Rees
Con: Carey Mulligan, Garrett Hedlund, Jason Clarke, Mary J. Blige, Jason Mitchell y Rob Morgan