La vida de Verónica Rizo cambió por completo aquella tarde de octubre del 2003 tras recibir una dolorosa llamada telefónica. «Vero, murió tu mamá», le dijo su sobrino al otro lado de la línea. Gloria, de 81 años, vivía sola en una casa de la delegación Benito Juárez, en la Ciudad de México. «Era muy cálida, muy consentidora», la recuerda con gran nostalgia su única hija. La mujer fue hallada sin vida dentro de su domicilio con huellas visibles de estrangulamiento. Algunas de sus pertenencias habían sido hurtadas. Otras más se encontraban fuera de lugar. No había evidencia de que el criminal hubiera forzado su entrada al inmueble, lo que indicaba un posible vínculo cercano entre la víctima y su agresor. De inmediato, el caso llamó la atención de los medios de comunicación: Gloria era la sexta persona de la tercera edad en fallecer en circunstancias demasiado similares. La idea de que un asesino serial anduviera suelto por las calles de la capital mexicana sonaba un tanto descabellada. Después de todo, la última vez que un criminal de este tipo había aterrorizado al país había sido en el año 1942.
Ante la creciente presión de la población, las autoridades comenzaron una exhaustiva búsqueda con el objetivo de atrapar al despiadado perpetrador quien, de acuerdo a las averiguaciones preliminares, había estado intimidando a los capitalinos desde finales de los años noventa. Los retratos hablados, construidos con base a testimonios de varios testigos, aparecieron por toda la ciudad, alertando a los adultos mayores de la presencia de un individuo alto, corpulento, de espalda ancha y tez blanca que se hacía pasar por enfermero o trabajador social. Podía tratarse de una mujer con rasgos masculinos, o de un hombre disfrazado de dama debido a la fuerza utilizada para someter a sus víctimas. Las constantes fechorías del escurridizo criminal dejaron a las instituciones policiacas sin más opción que hallar un par de chivos expiatorios, a quienes les fueron adjudicados los homicidios sin tener pruebas contundentes, montando un circo mediático que rayaba en lo sensacionalista. No obstante, los violentos atentados contra uno de los grupos más vulnerables de la sociedad jamás cesaron, generando desconfianza hacia un gobierno que parecía estar dispuesto a fabricar culpables con tal de aplacar el miedo comunal.
Fue hasta el año 2006 que Juana Barraza Samperio sería aprehendida por miembros de la policía de la Ciudad de México con la ayuda de varios vecinos de Ana María de los Reyes, la última de sus víctimas. Con su abrigo color rojo, «La Mataviejitas», como fue bautizada por los medios de comunicación, fue sentenciada a 759 años en prisión por el asesinato de 17 mujeres de la tercera edad, todas ellas con el mismo perfil. Lentamente, la identidad de la homicida fue cautivando al pueblo mexicano cual telenovela estelar, alimentando un morbo colectivo. Su pasado como luchadora encajó a la perfección con la narrativa construida por las autoridades, incluyendo su irónico nombre dentro del cuadrilátero: «La Dama del Silencio». Con corridos y cumbias, su estatus de celebridad y leyenda creció dentro de la cultura popular del país. «¿Y las víctimas qué?», expresa con consternación el familiar de una de las mujeres fallecidas. Una pregunta que este documental decide priorizar por encima de cualquier otro tema.
Con un diseño gráfico modernista que evoca al de aquellas cintas de espionaje de los años cincuenta y sesenta, La Dama del Silencio: El Caso de la Mataviejitas (The Lady of Silence: The Mataviejitas Murders), el segundo largometraje documental de la realizadora María José Cuevas, nos conduce a través de la pesquisa de la asesina en serie más famosa de México con la ayuda de testimonios, dramatizaciones y material de archivo. Periodistas, médicos forenses, policías, familiares de las víctimas e incluso el entonces Procurador del Distrito Federal, Bernardo Bátiz, comparten sus anécdotas frente a la cámara, al mismo tiempo que la directora se da a la tarea de ir más allá de la historia para contraponer este caso mediático con el de las desapariciones y los feminicidios sin resolver en Ciudad Juárez, para observar el clima político que se vivía en el país en aquella época, y para explicar el porqué, culturalmente, los crímenes de personas mayores causaron demasiada conmoción entre el pueblo mexicano.
Se agradece que Cuevas se empeñe en darle voz a los familiares de las víctimas, y no a la homicida, permitiéndonos conocer un poco más sobre la vida de estas mujeres cuyas identidades lamentablemente fueron olvidándose con el paso del tiempo entre los datos y las cifras presentadas por el gobierno y los medios de comunicación. Al igual que otras producciones originales de Netflix con tintes de denuncia social, este documental nos muestra la impunidad que existe en el sistema judicial del país. De autoridades que prefieren detener, en lugar de investigar y realizar correctamente su trabajo, privando de la libertad a personas sin fundamentos ni evidencia suficiente. De agentes policiacos que no son capaces de respetar los derechos básicos de los ciudadanos, como lo narran algunas trabajadoras sexuales. De gobernantes que crean cuentos exagerados y llenos de fantasía para saciar la curiosidad retorcida de la población, como lo confirman unas luchadoras quienes jamás vieron a la detenida pelear sobre el ring.
Aunque la película se torna un poco reiterativa justo a la mitad del metraje, el arribo de Gabriel Regino «El Tigre», uno de los tantos personajes que aparecen en pantalla, ayuda a agilizar el ritmo del relato gracias a su cautivadora narración. Tras el éxito y el aclamo recibido por su trabajo previo, Bellas de Noche, María José Cuevas logra consolidarse con La Dama del Silencio: El Caso de la Mataviejitas como una voz fresca y propositiva dentro del género documental en el cine mexicano. Una cinta de investigación capaz de conmovernos y dejarnos perplejos ante las injusticias que se viven en el país, y que voltea la cámara al espectador para cuestionar nuestra obsesión cultural por engrandecer a los criminales, en lugar de recordar y rendir tributo a aquellas personas que han sido mártires inocentes de la incontrolable ola de violencia que, hasta la fecha, continúa arreciando con indiferencia e impunidad por todo el país.
La Dama del Silencio: El Caso de la Mataviejitas (The Lady of Silence: The Mataviejitas Murders) está disponible en línea a través de la plataforma digital Netflix a nivel global.
Título original: La Dama del Silencio: El Caso de la Mataviejitas (The Lady of Silence: The Mataviejitas Murders)
Año: 2023
País: México
Dirige: María José Cuevas
Cine Sin Fronteras 