Los densos manglares que se extienden por la frontera sur de México con Belice, territorio conocido en aquél entonces como Honduras Británica, se convierten en los misteriosos y mágicos escenarios donde se desarrolla Selva Trágica (Tragic Jungle), una historia que subvierte una popular leyenda de origen maya y la contrapone con un relato sobre el colonialismo y la explotación de recursos naturales a inicios del siglo pasado. La directora mexicana Yulene Olaizola nos envuelve en una esotérica atmósfera donde los peligros de la naturaleza, las impurezas de la condición humana, y la posible presencia de espíritus sobrenaturales que habitan en la jungla ponen en jaque la supervivencia de sus personajes.
Mientras intentaba escapar de su eventual destino como la esposa de un despiadado capataz inglés, la joven Agnes (Indira Rubie Andrewin) resulta malherida, aunque consigue cruzar los caudales del Río Hondo para adentrarse al territorio mexicano y huir de sus captores. Perdida entre la fragosidad de la selva, la chica es rescatada por un grupo de hombres que se dedican a la extracción de goma de los zapotes para posteriormente convertirla en chicle. La inusitada presencia de la mujer, quien porta un vestido en color blanco en señal de su pureza e inocencia, provoca distintos sentimientos entre los trabajadores. Algunos de ellos son consumidos de inmediato por sus bajos instintos de pasión y lujuria, otros comienzan a caer lentamente en las garras de la avaricia, y hay quienes temen que ésta sea la mismísima Xtabay, un espíritu que, de acuerdo a la mitología maya, deambula por los bosques y cautiva a los transeúntes con su descomunal belleza para llevarlos hasta el lecho de su muerte.
Uno por uno, los hombres van encontrando su fatídico destino y comienzan a imputar su mala fortuna a la compañía de la enigmática Agnes. Es aquí donde Olaizola y Rubén Imaz, su co-guionista, dan un interesante giro a la popular leyenda indígena, convirtiendo al personaje de una femme fatale a un ángel guardián bajo custodia de un entorno natural y sagrado. El hombre se destruye a sí mismo por su propia codicia y por sus oscuros y perversos deseos, subvirtiendo la idea tan patriarcal de la fábula original donde éste es la víctima inocente de los atavíos de un siniestro espíritu con características femeninas.
La película también explora, aunque en menor manera, el colonialismo de principios del siglo 20, en el cual las principales potencias del mundo explotaban y hurtaban los recursos naturales de México y Centroamérica con absoluta libertad e impunidad. Al combinar esta temática con la leyenda de Xtabay, encontramos una alegoría al choque entre dos mundos, y a una pérdida no solo de patrimonio y bienes, sino también de las tradiciones y costumbres de las comunidades indígenas que habitan en dicha región, y quienes – hasta el día de hoy – continúan luchando por proteger sus raíces, el balance natural y sacro inculcado por sus antepasados, y la propiedad de las tierras que les pertenecen.
Ayudada por un hipnotizante trabajo de fotografía y sonido, así como por la sólida labor y entrega de su reparto, Selva Trágica es un meditativo y atmosférico relato que nos atrapa lentamente con su naturaleza tan críptica, y que logra mantenernos bajo el encanto de su seductor hechizo hasta el minuto final.
Calificación: ***
Título original: Selva Trágica (Tragic Jungle)
Año: 2020
País: México, Francia, Colombia
Dirige: Yulene Olaizola
Con: Indira Rubie Andrewin, Gilberto Barraza, Mariano Tun Xool, Eligio Meléndez y Gabino Rodríguez