Más que un remake de la cinta de terror de 1988, Child’s Play (El Muñeco Diabólico) es una versión completamente re-imaginada del origen de Chucky, un juguete poseído que busca satisfacer su sed de sangre. A pesar de que la franquicia ha generado siete películas y ha logrado mantenerse vigente durante las últimas tres décadas, lo cierto es que en años recientes su popularidad ha ido en declive. De hecho, las dos últimas entregas de la serie Curse of Chucky y Cult of Chucky fueron lanzadas directo a video sin un estreno comercial en cines. De la mano del director Lars Klevberg, y con un reparto que incluye a Aubrey Plaza, Brian Tyree Henry y Mark Hamill, Child’s Play llega con el firme propósito de repetir la hazaña de It, otro clásico de terror de los años ochenta: introducir al malvado personaje principal a una nueva generación y de paso, dar un segundo aire a la moribunda franquicia.
En esta ocasión, Chucky no es un simple juguete, sino un dispositivo tecnológico con los últimos avances de inteligencia artificial. Algo así como un híbrido entre Alexa, Siri, Nest y demás gadgets que hoy en día nos ayudan a controlar de forma remota algunas de las funciones de nuestro hogar. Buddi es el nombre del revolucionario invento de la empresa Kaslan, un importante conglomerado tecnológico, el cual sirve para reflejar la paranoia que se vive actualmente con respecto al uso de computadoras inteligentes y auto-suficientes. La idea de un futuro sin privacidad, gobernado por máquinas capaces de rebelarse contra sus propios creadores.
La cinta nos presenta a Karen (Plaza) y a su hijo Andy (Gabriel Bateman), quienes buscan olvidar el pasado y escribir un nuevo capítulo en sus vidas. Karen es una mujer ocupada que trabaja en una tienda de auto-servicio, mientras que Andy es un chico reservado que ha batallado para adaptarse a su nuevo estilo de vida. Es por ello que su madre, preocupada por el bienestar de Andy, decide darle un regalo de cumpleaños por adelantado: un Buddi de primera generación que fue devuelto a la tienda por un cliente molesto. A partir de ese instante, la vida de Andy cambia por completo. El defectuoso juguete, auto-nombrado Chucky, se convierte en el mejor amigo del chico. Sin embargo, cuando Andy comienza a meterse en problemas con el novio de su madre, Chucky llegará al extremo con tal de proteger y complacer a su dueño.
Esta nueva versión de Child’s Play tiene un arranque lento y poco efectivo. Incluso pareciera una parodia o sketch extendido del programa de televisión Saturday Night Live. Los elementos sobrenaturales que caracterizaron a la película original de 1988 están ausentes en esta revisión, por lo que la «posesión» de Chucky ocurre debido a un error de código en su sistema operativo. Digamos que el nuevo Chucky es algo así como aquel bot de inteligencia artificial llamado Tay, que luego de interactuar con varias personas a través de Twitter, aprendió lo peor de la sociedad en cuestión de minutos. Algo similar ocurre aquí. La inocencia del muñeco comienza a corromperse al empezar a convivir con Andy y sus amigos. Una interesante, aunque demasiado breve, crítica sobre la juventud y su afecto hacia la violencia.
La segunda parte de la película se vuelve más ágil y entretenida justo cuando Chucky comienza a actuar por cuenta propia y decide planear una serie de crímenes que rayan en lo inverosímil. Afortunadamente, Child’s Play jamás se toma en serio, y eso permite que las ridiculeces de su guión funcionen. Otro factor que también ayuda es la participación de Mark Hamill, quien presta su voz al diabólico muñeco. Aunque físicamente el nuevo Chucky resulta menos aterrador que el original, Hamill logra transmitir la malicia y la perversidad del personaje gracias a su excelso trabajo. Tanto Aubrey Plaza como Brian Tyree Henry, dos actores con gran talento para la comedia, se sienten sumamente desaprovechados en una historia que batalla para encontrar el ritmo y el tono apropiado.
Child’s Play resulta verdaderamente decepcionante. Una cinta de terror demasiado blanda y una comedia a la que termina faltándole más humor. Ni siquiera su relevante comentario social logra que el regreso de Chucky a la pantalla grande sea justificable. Lástima que lo mejor de esta nueva revisión del clásico de los ochenta haya sido su brillante campaña de promoción, en la cual el malvado muñeco hacía de las suyas con los protagonistas de Toy Story. Ese nivel de ingenio es el que hace falta a este bien intencionado pero letárgico reboot.
Calificación: **
Título original: Child’s Play (El Muñeco Diabólico)
Año: 2019
País: Estados Unidos, Canadá, Francia
Dirige: Lars Klevberg
Con: Aubrey Plaza, Mark Hamill, Gabriel Bateman y Brian Tyree Henry