Tras recibir grandes elogios por su filme anterior, la aterradora It Follows, el director David Robert Mitchell se embarca en un proyecto sumamente ambicioso que nos transporta hasta la ciudad de Los Angeles, particularmente al vecindario de Silver Lake, para llevarnos por una aventura psicodélica y laberíntica que pareciera una mezcla hipster entre Alice in Wonderland y Mulholland Drive, la obra maestra de David Lynch. Al igual que ésta última, Under the Silver Lake (El Misterio de Silver Lake) pone la mirada sobre Hollywood, la máquina de sueños, y expone sus secretos más sórdidos. Un mundo de excesos, de lujos y de poder que pareciera existir bajo la sombra de la época de oro del cine norteamericano. Una nostalgia convertida en leyendas urbanas que acechan a los habitantes de la ciudad al punto de llevarlos a la perdición.
Los vecinos de Silver Lake viven atemorizados ante la amenaza de un supuesto asesino de perros. Por las calles y en las ventanas de los establecimientos comerciales de la localidad observamos mensajes que alertan a los transeúntes del peligro latente. Una de las víctimas de este sigiloso criminal es Sam (Andrew Garfield), un joven desempleado cuya obsesión por las leyendas urbanas de la ciudad lo han llevado al borde de la locura. Recluso en su apartamento mid-century y siempre maquinando teorías y conspiraciones, el único pasatiempo de Sam consiste en espiar a su bella vecina Sarah (Riley Keough) desde su balcón. Sin embargo, tras la misteriosa desaparición de la chica, el protagonista decidirá ir en busca de la verdad. Dicha pesquisa lo hará caer en un espiral que lo llevará a descubrir los secretos más oscuros de un mundo que se esconde detrás de la aparente perfección de Hollywood.
Con fuertes influencias del cine noir, nuestro imperfecto protagonista deberá descifrar una serie de mensajes ocultos en canciones, imágenes y símbolos para finalmente encontrarse con el «conejo blanco» que tanto ha perseguido durante años. La triste realización de la injusticia que impera en la sociedad norteamericana. El sueño imposible de alcanzar la fama y el poder. La corrupción de un sistema movido por el dinero y no por sus ideales. La paranoia de un pueblo alimentado por el miedo.
En su afán por abarcar tantos temas, el director David Robert Mitchell pierde la jugada ante las dimensiones de su propia ambición. A pesar de que su estilo visual se mantiene prístino y constante a lo largo del filme, a nivel narrativo Under the Silver Lake termina hundiéndose ante la falta de enfoque. Ahora sí que como dice el dicho: el que mucho abarca, poco aprieta. Entre rendir homenaje al cine noir y a las estrellas del Hollywood antiguo, criticar el impacto que la industria cinematográfica ha tenido en la ciudad de Los Angeles y hablar sobre el elitismo y la desigualdad social en los Estados Unidos, la película no tiene oportunidad de explorar cada uno de estos temas a profundidad, a pesar de sus casi dos horas y veinte minutos de duración.
Under the Silver Lake es un viaje estrambótico que si bien posee los elementos visuales para mantenernos cautivos durante un par de horas, éste termina sintiéndose inconexo y vacío. Una historia que apenas alcanza a rascar la superficie, y que termina siendo un ejercicio más de estilo que de sustancia. Destinada a dividir la reacción del público, Under the Silver Lake es un críptico y alucinógeno descenso al sub-mundo que existe detrás del brillo y el glamour de la meca del cine, un reflejo de la misma decadencia con la que su realizador observa el status quo del pueblo norteamericano.
Calificación: **
Título original: Under the Silver Lake (El Misterio de Silver Lake)
Año: 2018
País: Estados Unidos
Dirige: David Robert Mitchell
Con: Andrew Garfield, Riley Keough y Topher Grace