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Reseña – Una Corriente Salvaje

Los paradisiacos paisajes de Bahía de los Angeles en el estado de Baja California se convierten en el escenario de Una Corriente Salvaje, largometraje documental dirigido por Nuria Ibáñez Castañeda. Recién galardonado con uno de los máximos premios en la edición número 16 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), el filme pareciera trasladarnos a un entorno post-apocalíptico, el cuál es habitado solamente por dos supervivientes: Chilo y Omar.

Los dos hombres de edad mediana sobreviven gracias a su destreza para pescar jaibas y pulpos. Por las noches, ambos se reúnen en casa de Chilo para echarse unos tragos de alcohol, conversar sobre las diferencias entre la música banda y la norteña, y tratar de olvidar las memorias de un pasado doloroso. Las conversaciones ponen en evidencia sus personalidades tan contrastantes. Omar es un aventurero que disfruta estar mar adentro, mientras que Chilo prefiere la seguridad que le brinda la tierra firme. Pese a sus diferencias, hay algo cósmico que los une. Existe un respeto y comprensión que va más allá de una simple amistad.

En medio de la soledad que les rodea, los fantasmas del pasado continúan al acecho, buscando destruir el único vínculo que los mantiene en comunión. La belleza de los paisajes naturales y los atardeceres junto al mar generan un balance con la lírica del relato de dos almas solitarias que desean encontrar su lugar en un mundo que les ha dado la espalda. Aunque jamás lo vemos en pantalla, Omar se queja constantemente de las habladurías del pueblo. Esta misma gente es la que roba frecuentemente el hogar de Chilo, despojándolo de las pocas pertenencias que resguarda en su humilde casa.

En Una Corriente Salvaje, Ibañez Castañeda se despoja de todo sentimentalismo para narrar la historia de amor entre dos seres humanos. Una conexión casi platónica, quizá como el resultado de una sociedad hiriente y llena de odio que les impide expresar sus emociones con una total libertad. El único acercamiento físico entre ambos personajes (y una de mis escenas favoritas de la cinta) es cuando Omar enseña a Chilo a perder el miedo a las abejas. Este sujeta la mano de su compañero suavemente mientras el zumbido de los insectos se vuelve cada vez más incómodo. Es, a través de este pequeño gesto, que comprendemos las dificultades de su relación, los miedos que les rodean como el ruido de las abejas, y el apoyo que se brindan mutuamente.

Por momentos, Una Corriente Salvaje pareciera querer disolver la frontera entre el documental y la ficción. A pesar de su brillante composición visual y de la poesía que emana de sus imágenes, la falta de contexto de sus personajes hace un poco difícil la tarea de conectar con ellos en un nivel emocional más profundo. No obstante, es una interesante reflexión sobre cómo algunas parejas se sienten totalmente aisladas, viviendo en su propio mundo ante el rechazo e indignación de aquellos que les rodean.

Calificación: ** 1/2

Título original: Una Corriente Salvaje (A Wild Stream)

Año: 2018

País: México

Dirige: Nuria Ibañez Castañeda

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