Una dura crítica al estilo de vida de la clase trabajadora de Rusia es lo que nos presenta el aclamado director Andrey Zvyagintsev (Leviathan) en su quinto largometraje titulado Loveless (Sin Amor), el cual es uno de los cinco finalistas que compite por el premio Oscar en la categoría de Mejor Película de Lengua Extranjera. Resulta interesante que una obra como tal, que sin tapujos nos muestra la indiferencia y falta de compasión de la sociedad rusa, haya sido seleccionada para representar al país en dicha entrega de premios. Zvyaginstev pinta un panorama crudo y oscuro que para nada ensalza las virtudes y los valores de los habitantes de esta importante nación.
Desde el inicio de la película, el director nos envuelve en un estado anímico de desolación. Los paisajes nos muestran árboles cubiertos de nieve, un lago congelado. Se respira una aparente calma, pero en el fondo el frío entorno comienza a incomodar. Sabemos que dicha postal oculta algo más, como si un secreto yaciera debajo de la capa de polvo blanco que cubre el bosque. Andrey Zvyagintsev recurre a lo largo del filme a planos fijos que logran capturar la belleza de sus encuadres, y al mismo tiempo, la soledad que estos transmiten.
El frío de la ciudad ha permeado en los corazones de sus habitantes, y esto lo vemos reflejado en el conflicto de la pareja protagónica de la cinta. Boris y Zhenya son un matrimonio que está en proceso de divorcio. Pese a que cada uno de ellos ha encontrado el amor y la felicidad en otra persona, la única razón que los mantiene «unidos» – y compartiendo el mismo techo – es su hijo Alyosha, de tan solo 12 años. Fruto del amor que hace más de una década se profesaban, el chico se ha convertido ahora en una carga y un dolor de cabeza para sus progenitores egoístas. El caso es que ninguno de los adultos quiere hacerse cargo del pequeño, y prefieren mandarlo a un internado con tal de evitar la responsabilidad, y disfrutar de los placeres que su nueva vida les aguarda.
Sin embargo, lo que Boris y Zhenya no tenían contemplado en sus planes a futuro era la misteriosa desaparición de Alyosha, quien sumamente afectado al escuchar las constantes peleas de sus padres, decide huir de casa sin dejar rastro alguno. Entonces los protagonistas se vuelcan en una intensa búsqueda por encontrar al chico, pero ésta nos deja con la interrogante de si ambos personajes realmente se encuentran consternados y preocupados por el bienestar y el paradero de su hijo. Momentos antes, los dos querían deshacerse de él. Ahora juegan a ser los padres perfectos. El viaje que están a punto de realizar nos llevará a descubrir el interior de dos personas sin escrúpulos y preocupados únicamente por su propio bienestar.
Loveless es un trabajo fílmico visualmente arrebatador. Cada movimiento de cámara, cada enfoque y cada una de sus tomas están perfectamente bien planeadas por Andrey Zvyagintsev. La música operática por instantes presagia la magnitud de la tragedia que está por desarrollarse frente a nosotros. Pareciera como si el director decidió convertir su cámara en un espejo que refleje el interior de sus personajes principales, por lo que las escenas que observamos están llenas de oscuridad y frialdad, pero que al mismo tiempo ocultan cierta belleza. Hay una secuencia que transcurre dentro de un edificio en ruinas que bien podría simbolizar el derrumbe de los valores en la sociedad, el abandono de lo que alguna vez fue un imperio, pero que hoy solamente sobreviven sus escombros.
Constantemente vemos a sus personajes aparecer detrás de ventanas, observando y casi idealizando un mundo exterior perfecto y moderno. Pero éste pareciera siempre estar lejos de su alcance. Como si estuviesen corriendo continuamente en una caminadora eléctrica, en la rueda de un hámster, sin jamás llegar a su destino. Una lucha que la clase trabajadora de Rusia pareciera estar enfrentando. La búsqueda del éxito y la prosperidad económica los ha llevado a la frustración, convirtiéndose en seres fríos, calculadores e indiferentes al dolor humano. La pérdida de los valores familiares es evidente a través del lente y de la historia co-escrita por Andrey Zvyagintsev.
El último acto de Loveless se torna un tanto tedioso y repetitivo, para finalmente concluir en una nota alta de emociones (en lo que quizá es una de las escenas más difíciles y desgarradoras de la película). Al hacerlo, el director decide empapar el desenlace con ambigüedad, dejando que uno como espectador saque sus propias conclusiones. Pese a ser un filme desesperanzador y emocionalmente demandante, Loveless logra cautivarnos gracias a su belleza visual, sólidas actuaciones, y un mensaje de crítica que llega justo a la herida.
Calificación: *** 1/2
Título original: Nelyubov (Loveless / Sin Amor)
Año: 2017
País: Rusia, Francia, Alemania, Bélgica
Dirige: Andrey Zvyagintsev
Con: Maryana Spivak, Aleksey Rozin, Matvey Novikov y Marina Vesileva
Quiero verla 😀https://mirinconcinefilo.wordpress.com/2018/02/26/todo-el-dinero-del-mundo/
Deja muchas incógnitas pero es una película que te quieres ver hasta el final. Muy intensa y a la vez muy cruda.