A primera vista, Supernova (Un Amor Memorable) pareciera una más de esas historias sobre una pareja de edad avanzada que enfrenta a su modo la enfermedad terminal de uno de ellos. No obstante, lo que consigue que el filme escrito y dirigido por Harry Macqueen se distinga del resto de este tipo de relatos es su acercamiento tan íntimo a temas como la vejez, el miedo a la muerte y la soledad desde el punto de vista de una pareja del mismo sexo. Una perspectiva poco explorada en el cine hasta en años recientes, cuando Love is Strange de Ira Sachs cautivó a la audiencia con su sincera y enternecedora mirada hacia los conflictos y situaciones tan únicas de este segmento de edad.
Tusker (Stanley Tucci) no es la misma persona tan lúcida y energética que solía ser. Sus memorias cada vez son más borrosas y su dependencia para realizar ciertas actividades básicas, desde abotonarse la camisa hasta levantar los platos sucios de la mesa, es cada vez mayor. «Me estoy convirtiendo en un pasajero», le dice melancólicamente a Sam (Colin Firth), su pareja de toda la vida, en referencia a la pérdida del control sobre sus propios movimientos. Como un cuerpo celeste que ha ido perdiendo su brillo, Tusker sabe que no existe un remedio a su enfermedad degenerativa, y que ningún medicamento podrá impedir lo inevitable. La muerte. La explosión estelar. La supernova.
Mientras éste ha logrado hacer las paces con su destino, Sam aún se rehusa a aceptar el diagnóstico y a afrontar la posible ausencia de su fiel compañero de vida. En busca de un momento de alegría y distracción, ambos planean un viaje por la campiña inglesa a bordo de su pequeña casa rodante. En el camino, la pareja tiene la oportunidad de visitar y convivir con familiares y amigos, y de visitar los lugares que guardan un lugar especial en su corazón. Bajo el resplandor de las estrellas, Sam y Tusker quisieran que el tiempo se detuviera para siempre. Sin embargo, una vez que la realidad golpea y ambos vuelven a poner los pies sobre la Tierra, una serie de secretos comienzan a salir a flote, llevándolos a confrontar los sentimientos que cargan en su interior.
Supernova maneja los temas de la pérdida de la memoria y la vejez de forma delicada y respetuosa, evitando caer en clichés y en sentimentalismo barato. Parte de ello se debe no solo al fantástico guion, sino también al excelente trabajo de sus dos actores principales, Colin Firth y Stanley Tucci, quienes además de tener una magnífica química, habitan por completo dentro de sus personajes. La autenticidad que ambos transmiten a través de sus interpretaciones logra que su relación resulte convincente y que, por ende, vivamos junto a ellos esos momentos de felicidad y de dolor por los que atraviesan.
El principal valor que la película aporta es, como lo indicamos al inicio de la reseña, su particular enfoque hacia las relaciones a largo plazo entre individuos del mismo sexo, ya que permite mostrarnos conflictos que no observamos con frecuencia en parejas heterosexuales. Por ejemplo, ante la ausencia de hijos, la otra persona se convierte en una importante fuente de soporte. Un pilar que, al derrumbarse o desaparecer, deja al otro sin un cobijo emocional. Les sugerimos tener pañuelos desechables a la mano, ya que Supernova es uno de esos dramas capaz de conmoverlos hasta las lágrimas.
Calificación: *** 1/2
Título original: Supernova (Un Amor Memorable)
Año: 2020
País: Inglaterra
Dirige: Harry Macqueen
Con: Colin Firth, Stanley Tucci y Pippa Haywood