En una pequeña villa abandonada, ubicada en la región montañosa de los Balcanes, Hatidze se ha convertido en una protectora del medio ambiente, cuidando que sus acciones no destruyan el orden perfecto de la naturaleza. Por años, la mujer se ha dedicado a la apicultura silvestre, una actividad que domina con tremenda gracia. Su canto posee la magia para calmar la furia de las abejas, permitiéndole recolectar la miel que posteriormente vende en los mercados de Skopje, la capital de Macedonia del Norte, situados a unos veinte kilómetros de distancia de su aldea. Tras largas horas de jornada, Hatidze regresa cansada a su hogar, una humilde choza que comparte junto a su madre, una anciana de 85 años de edad que está postrada en cama.
Su estilo de vida lleno de armonía y paz se ve quebrantado ante la llegada de una familia de nómadas que se asienta en el terreno contiguo. Aunque al inicio los nuevos inquilinos re-vitalizan el lugar y brindan compañía a la solitaria Hatidze, éstos acaban convirtiéndose en un verdadero dolor de cabeza con su ruido, suciedad y desorden. El equilibrio natural de la aldea comienza a colapsarse cuando Hussein, preocupado por alimentar a sus siete hijos, decide explotar al máximo los recursos que le rodean sin tomar en cuenta las consecuencias de sus actos. Estos cambios tan drásticos pondrán en riesgo el sustento de la protagonista, al ir destruyendo el ecosistema necesario para que los insectos produzcan más miel.
Ganadora de múltiples premios en la edición 2019 del Festival de Sundance, Honeyland es un hermoso y conmovedor documental que nos invita a reflexionar acerca de lo importante que es mantener el balance adecuado entre el medio ambiente y los humanos. Filmada a lo largo de tres años, el equipo de directores conformado por Tamara Kotevska y Ljubomir Stefanov había planeado algo muy distinto para su primer largometraje. Lo que inició como un trabajo de no-ficción para promover las actividades de la zona rural del país, fue convirtiéndose en una bella parábola con un inminente mensaje sobre la sustentabilidad.
Gracias al encanto y a la magia de sus paisajes, Honeyland nos transporta a un lugar que pareciera haber quedado atrapado en el tiempo, completamente alejado del resto de la civilización. El único detalle que nos recuerda con frecuencia la existencia de un mundo exterior son los aviones que surcan el cielo. La historia va desarrollándose de forma orgánica, y la autenticidad de sus protagonistas va conquistando a uno al punto de involucrarnos emocionalmente en sus penas y batallas.
Alzándose como uno de los mejores documentales del año, Honeyland es una maravillosa e inspiradora fábula que nos muestra cómo la ambición humana es capaz de destruir o alterar el orden ambiental. Un filme lleno de esperanza que realza el espíritu de perseverancia y resistencia de Hatidze, quien a pesar de los obstáculos y las adversidades que enfrenta, jamás se da por vencida en su propósito de custodiar el bienestar de la madre naturaleza. Una absoluta joya cinematográfica que cautiva con su fascinante estilo visual, su honestidad narrativa, y un poderoso mensaje sobre el rol que tenemos por proteger las riquezas naturales (e irremplazables) del planeta.
Calificación: ****
Título original: Honeyland
Año: 2019
País: Macedonia del Norte
Dirige: Tamara Kotevska y Ljubomir Stefanov