En un futuro no muy lejano, la sociedad brasileña se encuentra viviendo bajo un régimen gubernamental que utiliza la más alta tecnología para sutilmente mantener un control absoluto sobre sus habitantes y los cuerpos de éstos. Asimismo, un fanatismo religioso ha ido expandiéndose por cada rincón del país sudamericano. Conciertos masivos de alabanza a Dios, confesionarios drive-thru al mero estilo de McDonalds, y clubs privados de estudio bíblico han ido transformando el estilo de vida de la nación a uno que pareciera salido de un episodio de la serie de televisión Black Mirror. El conservadurismo ha ganado terreno, y sus ideologías han penetrado todos los niveles de un estado que aún se jacta de ser laico.
Divino Amor (Divine Love) es el más reciente trabajo del realizador brasileño Gabriel Mascaro (Neon Bull), un drama futurista que explora las consecuencias de vivir en una sociedad subyugada por ideologías extremistas. Al centro del filme encontramos a Joana (Dira Paes), una burócrata encargada de procesar trámites de divorcio. Como fiel seguidora de la palabra de Cristo, el divorcio va en contra de sus convicciones, por lo que la protagonista utiliza su posición de autoridad para convencer a las parejas en pugna de encontrar la reconciliación. Con la ayuda del Divino Amor, un grupo bíblico de matrimonios que más bien pareciera un centro nocturno debido a sus brillantes luces neón, Joana espera que otras parejas logren seguir su ejemplo y salven su unión sagrada.
Sin embargo, la relación entre Joana y su esposo Danilo (Julio Machado) comienza a desmoronarse poco a poco ante la imposibilidad de concebir un hijo. El milagro de la maternidad es uno que nunca llega, a pesar de los múltiples estudios, medicamentos y dispositivos de fertilización. Es entonces cuando la fe de Joana comienza a quebrantarse, cuestionando el porqué Dios continúa negándole su más grande anhelo a pesar de ser una fiel servidora y seguir al pie de la letra sus doctrinas.
Aunque la historia de Divino Amor no fue inspirada por el actual clima político y social que se vive en Brasil, es un hecho que el filme llega justo en el momento oportuno. Mascaro no solamente expone la hipocresía y la doble moral de la extrema derecha, sino que también hace una incisiva crítica a la burocracia y a la corrupción del sistema gubernamental que durante años se ha encargado de proteger a los privilegiados y desamparar a aquellos en necesidad.
El director utiliza los recursos visuales al máximo, creando atmósferas que rayan entre lo artificial y lo moderno para así contrastarlas con las ideas anti-liberales que explora en su narrativa. Al igual que en su filme anterior Neon Bull, la representación de la masculinidad se aparta de los típicos estándares, y algunas escenas guardan un aire de misticismo casi poético. Asimismo, la cinta nos presenta una serie de escenas candentes y extremadamente explícitas que en esta ocasión sirven para retratar la incongruencia entre los actos y las palabras de los personajes protagónicos.
Finalmente, Divino Amor juega con la idea de que si alguno de los episodios bíblicos volviera a ocurrir en la actualidad, los creyentes religiosos serían los primeros en desacreditar los hechos y tildar a los involucrados de locos o herejes.
Divino Amor consagra a Gabriel Mascaro como uno de los realizadores latinoamericanos más propositivos, gracias a su visión tan única y personal para construir historias visualmente deslumbrantes y narrativamente seductoras. Una divina experiencia que anuncia la llegada de un nuevo autor al cine brasileño.
Calificación: ****
Título original: Divino Amor (Divine Love)
Año: 2019
País: Brasil, Uruguay, Dinamarca, Noruega y Chile
Dirige: Gabriel Mascaro
Con: Dira Paes y Julio Machado