El nuevo cine mexicano pareciera haber encontrado la fórmula perfecta de la comedia en las diferencias de las marcadas clases sociales del país. Gran parte de ello se lo debemos a Nosotros los Nobles, cuya historia sobre tres juniors venidos a menos se convirtió en uno de los trancazos taquilleros más grandes de la industria nacional. Después le siguió, con menor éxito, ¿Qué Culpa Tiene el Niño?, y ahora llega otra comedia que vuelve a enfocarse en el eterno dilema de ricos contra pobres que está tan arraigado en el ADN de los mexicanos.
Me Gusta, Pero Me Asusta nos cuenta la historia de Claudia (Minnie West), una chava fresa que vive en una de las zonas más hipsters de la Ciudad de México, y quien sin metas fijas para su futuro, es forzada por su padre para tomar un puesto de ventas en la agencia de bienes raíces que éste administra. Es así como la chica conoce al Brayan (Alejandro Speitzer), un ranchero originario de Sinaloa que llega a la capital con el sueño de expandir el negocio familiar. De inmediato, la pareja protagónica siente una atracción inexplicable, pero Claudia comenzará a guardar sus reservas ya que la facha del joven pareciera indicar que éste y su familia están involucrados en negocios turbios.
La comedia de corte romántico destaca por las actuaciones de su pareja protagónica, dos jóvenes actores quienes han formado su carrera en la pantalla chica. Su presencia en cine es refrescante, ya que estamos acostumbrados a ver las mismas caras desfilar una y otra vez en cada proyecto cinematográfico del país. Alejandro Speitzer, quien debutó hace casi dos décadas en las telenovelas infantiles de Televisa, interpreta a Brayan con demasiada simpatía que resulta imposible no caer rendidos ante su encanto. Minnie West, quien solamente había participado en el unitario La Rosa de Guadalupe y en una producción de Telemundo, hace buena mancuerna junto a su co-protagonista, con quien también produce la cinta.
Sin embargo, la simpatía de sus protagonistas no es lo suficiente para salvar una historia que recicla elementos que hemos visto tanto en cine como en televisión hasta el cansancio, recurriendo a estereotipos con tal de provocar risas, y finalmente rematando con un toque moralista sumamente forzado. El relato de la chica rica que se enamora del pobre nos lo sabemos de memoria, y Me Gusta, Pero Me Asusta no hace algo para darle un giro más interesante o diferente. Si acaso, lo único distinto es el hecho que uno de los personajes principales no es capitalino. Fuera de ahí, la película es una mezcla de clichés de la comedia romántica y estereotipos sociales que la convierten en un ejercicio simplón y predecible. Eso sí, no le negamos que logre ser entretenida y un tanto chistosa.
El mensaje de Me Gusta, Pero Me Asusta debería de llegar de forma implícita al espectador a través de la historia que se va desarrollando en pantalla. Pero no, la cinta asume que uno es incapaz del análisis y la reflexión. Es por ello que los diálogos que refuerzan el mensaje de «no hay que juzgar a los demás por su apariencia» no solamente salen sobrando, sino que también se sienten forzados y hasta por momentos, un tanto incómodos.
Se agradece la intención del cine mexicano por hacer conciencia a través del tipo de historias como Me Gusta, Pero Me Asusta, pero al mismo tiempo, me gustaría que la comedia dejara de encasillarse en las temáticas de siempre. Hay un mundo de ideas e historias más allá del eterno conflicto entre las clases sociales del país. Y si van a seguir explotando este tema, que al menos lo hagan con un poquito más de originalidad.
Calificación: **
Título original: Me Gusta, Pero Me Asusta
Año: 2017
País: México
Dirige: Beto Gómez
Con: Minnie West, Alejandro Speitzer, Hector Kotsifakis, Camila Selser y Joaquín Cosio
Cine Sin Fronteras 