Con su prodigiosa voz, sus coloridos atuendos y sus provocativos movimientos de caderas, Elvis Presley logró convertirse no solo en uno de los más importantes representantes de la música rock and roll, sino también en todo un fenómeno cultural alrededor del mundo. Sus melodías traspasaron fronteras y generaciones y, al día de hoy, continúan inspirando a cientos de artistas que, como el Rey, sueñan con obtener el amor más grande: el de sus fanáticos. Un amor que, de acuerdo a su ex-manager, el sospechoso coronel Tom Parker (Tom Hanks), fue el que llevó al popular intérprete al lecho de su muerte, aquel 16 de agosto de 1977, a la corta edad de 42 años.
Desde sus primeros conciertos en un modesto teatro de Memphis, hasta sus fastuosos shows en la ciudad de Las Vegas, Presley vivía del cariño de un público que veía más allá de la figura artística que existía sobre el escenario y bajo la luz de los reflectores. Un chico noble, proveniente de una familia humilde, cuyo impresionante talento fue tanto su gloria, como su infierno. Su fusión de música country con el blues, un género predominantemente afroamericano, fue algo revolucionario e incendiario en una nación fragmentada, donde los movimientos por los derechos civiles apenas comenzaban a emerger, y puso a la joven estrella en ascenso en la mira de las autoridades, quienes no tardaron en acusarlo de graves daños a la moral por sus polémicos bailes y letras.
Detrás del éxito y la controversia, Parker se encargaba de mover los hilos y de mantener la carrera del intérprete a flote. Después de todo, Elvis era su gallina de los huevos de oro. El ambicioso coronel lo supo de inmediato, luego de ver al talentoso joven cantar y bailar frente a una multitud en Tennessee en los años cincuenta. Como su representante, éste consiguió llevarlo al estrellato y capitalizar su imagen a través de la venta de mercancía exclusiva. Era tanta la confianza que Presley y su familia depositaron en el hombre de acento misterioso, que poco a poco fue tomando el control absoluto de las finanzas del llamado Rey del Rock and Roll sin ninguna objeción, convirtiéndose en una figura central, casi paternal, en la vida del cantante.
Apartándose de los convencionalismos del biopic musical, el realizador australiano Baz Luhrmann rinde un verdadero tributo a la leyenda musical en Elvis. Una historia que nos muestra los orígenes del intérprete, su exorbitante despegue a la cima del éxito, y el trágico desenlace que acabó con el brillo de la estrella más resplandeciente del firmamento. El director lo hace de una forma poco tradicional, valiéndose de una estructura no lineal y de una serie de anacronismos al igual que lo ha hecho en sus obras previas Moulin Rouge y The Great Gatsby. Un relato en el que la codicia humana va destruyendo lentamente todo a su paso, permitiéndonos explorar el lado oscuro del mundo de la fama.
El sello de Luhrmann se hace presente desde los primeros minutos del filme con secuencias tan deslumbrantes como los vestuarios de Presley y con una edición tan vertiginosa como el ritmo de las caderas del cantante. Y aunque se requiere un poco de tiempo para adaptarse al desbocado estilo que va del split-screen al flashback dentro de flashback en cuestión de segundos, una vez hecho, es imposible quedar indiferente al poder que transmiten las imágenes, reemplazando recursos que comúnmente plagan a las historias de corte biográfico. Ya sea la escena en la que el baile de Elvis nos transporta hasta su infancia en una iglesia para mostrarnos esa fuerza espiritual que posee desde pequeño, o bien, cuando éste observa los destellos de fuegos artificiales que iluminan el cielo oscuro desde el interior de un automóvil, reflejando sus emociones tras un acto de rebelión y autonomía.
Austin Butler, quien apareció brevemente en la cinta de Quentin Tarantino Once Upon a Time… in Hollywood, da vida al ícono cultural de manera espectacular. Desde sus gesticulaciones hasta su distintivo timbre de su voz, el joven actor brinda una potente y transformativa interpretación que le permite demostrar sus dotes musicales. Con una simple mirada, Butler nos desarma, haciéndonos olvidar por completo que estamos viéndolo a él, y no al verdadero Elvis. El extraordinario trabajo de maquillaje y vestuario ayudan a completar la ilusión, la cual se mantiene intacta de principio a fin.
Pese a sus aciertos, no todo funciona por igual en Elvis. La decisión de que el personaje del coronel Parker, interpretado por Tom Hanks, sea el narrador del filme es un riesgo que si bien se agradece, no logra tener la recompensa esperada. Además de robar protagonismo y distraer con subtramas superfluas, la caracterización de Hanks raya en la parodia y rompe con el tono de seriedad de varios momentos clave al generar risas involuntarias con su sola presencia en pantalla. A diferencia de otros filmes de Luhrmann donde el anacronismo juega un papel relevante, aquí simplemente no termina de funcionar. Por ejemplo, al mezclar las melodías clásicas de rock and roll con ritmos de los Backstreet Boys y Britney Spears, se busca demostrar la influencia que el intérprete ha tenido en la música pop de años recientes. No obstante, las canciones de Presley son tan emblemáticas que no era necesario este guiño para entender cómo éstas continúan inspirando a las nuevas generaciones.
Suntuoso y excéntrico, Elvis es un cautivador y emotivo homenaje al responsable de inolvidables temas como Can’t Help Falling in Love, Suspicious Minds y Jailhouse Rock, con una fantástica interpretación protagónica que seguramente lanzará al actor Austin Butler a las grandes ligas de Hollywood. Una cinta que a pesar de girar en torno a la típica historia sobre el ascenso y la estrepitosa caída de una superestrella, lo hace tomando riesgos y saliéndose del patrón habitual del biopic musical. Un cuento tan viejo como el tiempo, que desafortunadamente sigue siendo igual de relevante y urgente a la fecha. Sobre todo en su profunda exploración de la fama y de cómo la ambición y el dinero son capaces de corromper a cualquiera, incluso aquellos a quienes uno considera cercanos o en quienes uno confía ciegamente.
Elvis estrena en cines de Estados Unidos a partir del 24 de junio del 2022.

Título original: Elvis
Año: 2022
País: Estados Unidos, Australia
Dirige: Baz Luhrmann
Con: Austin Butler, Tom Hanks, Olivia DeJonge, Helen Thomson, Richard Roxburgh, Kelvin Harrison Jr. y Kodi Smit-McPhee