Dinero, estatus, poder. Tres aristas de un polígono al que todos aspiramos como parte de nuestra imperfecta – y en ocasiones incongruente – naturaleza humana. Luchamos por un mundo de paz, armonía y equidad, mientras seguimos en busca de armar ese triángulo perfecto que, desafortunadamente, conlleva directamente hacia lo opuesto: una desigualdad social cuya brecha continúa creciendo en forma exponencial. Nos perdemos por completo en una extenuante carrera contra reloj, malgastando los mejores años de nuestras vidas persiguiendo un fútil objetivo que termina llevándonos solamente a la infelicidad y al arrepentimiento.
Tan irónica y absurda como la vida misma, Triangle of Sadness (El Triángulo de la Tristeza) es un mordaz tríptico que satiriza el eterno conflicto entre clases sociales, haciéndolo de una manera única, provocadora y grotesca. Una cinta que va directo a la yugular y lanza críticas a la actual cultura influencer, a la banalidad del mundo de la moda, y a la burguesía desconectada de la realidad. Un relato en el cual las ideologías capitalistas y socialistas son puestas a prueba, dejando en evidencia que el principal problema no son éstas, sino nosotros mismos con nuestro egoísmo, nuestros impulsos incontrolables y nuestro inherente lado competitivo y corruptible.
El filme nos introduce a Carl (Harris Dickinson) y Yaya (Charlbi Dean), una pareja de modelos cuya frágil relación sentimental se basa exclusivamente en la cantidad de seguidores que ambos han acumulado a través de sus redes sociales. Su incongruencia va más allá de posar para un retrato de Instagram con un plato de spaghetti a pesar de ser intolerantes al gluten. Sus supuestas ideologías también están en constante contradicción, navegando siempre en el mismo sentido de la corriente, al igual que el lujoso yate en el que han decidido pasar unos cuantos días de descanso. Un mundo exclusivo de privilegios al que tuvieron acceso sin pagar un solo centavo.
Dicha embarcación, bajo el mando del esquivo capitán Thomas (Woody Harrelson), es un microcosmos de la sociedad. Un espacio donde la pirámide de clases sociales es más que evidente y cada individuo a bordo del velero conoce exactamente cuál es su rol a desempeñar de acuerdo al lugar que ocupan dentro de la escala. Mientras los acaudalados huéspedes disfrutan los placeres de la vida en la cubierta, degustando de exquisito caviar, botellas de champaña fina y crema de avellanas, la tripulación trabaja arduamente para cumplir cada uno de sus caprichos. La palabra «no» simplemente no existe en su vocabulario, y es por ello que cuando uno de los pasajeros realiza una absurda petición que busca subvertir el orden natural, el caos termina apoderándose del navío, rematando en un inolvidable clímax con todo y vómito en forma de proyectil y diarrea explosiva.
Ruben Östlund, ganador de la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2017 por la cinta The Square, escribe y dirige Triangle of Sadness, una alocada y poco sutil comedia que detrás de su humor satírico esconde una profunda exploración de la condición humana y del funcionamiento de la sociedad. En cada uno de sus tres capítulos, el realizador nos presenta y analiza distintas obsesiones, ya sea la riqueza o la influencia, demostrando cómo éstas, en conjunto, continúan reforzando la falta de igualdad en el mundo en que vivimos. Asimismo, Östlund va invirtiendo lentamente el peso de la balanza a través de la historia, reflejando tal desequilibrio a través de los movimientos de una cámara en vaivén cual barco agitándose al ritmo de las olas.
Harris Dickinson brinda una sólida actuación, mientras que Woody Harrelson hace lo suyo a pesar de una participación tan breve que pareciera más que nada un cameo. Sin embargo, quien se roba la película con su interpretación durante el tercer y último acto es la actriz filipina Dolly De Leon, quien da vida a Abigail, una empleada de limpieza cuyas habilidades terminan por distinguirla del resto de sus compañeros y de los magnates a bordo del yate.
Aunque la escena clímax del filme llega muy pronto y el capítulo final se extiende de más, volviéndose un tanto reiterativo en su obvio mensaje, Triangle of Sadness es una potente comedia que no deja cabeza sin rodar. Nuestra única recomendación, sobre todo para aquellas personas de estómago débil, es que no coman durante la película, ya que hay una prolongada y nauseabunda secuencia. Incómoda e incisiva, Triangle of Sadness ofrece una mirada a las contradicciones humanas y a las ironías sociales, mostrándonos cómo en los momentos más bajos y viscerales, todos somos iguales, sin importar los bienes, los títulos nobiliarios o el cargo que tengamos.
Triangle of Sadness forma parte de la Selección Oficial de la edición número 75 del Festival de Cannes, la cual se lleva a cabo del 17 al 28 de mayo del 2022.

Título original: Triangle of Sadness (El Triángulo de la Tristeza)
Año: 2022
País: Suecia, Francia, Inglaterra, Alemania
Dirige: Ruben Östlund
Con: Harris Dickinson, Charlbi Dean, Vicki Berlin, Dolly De Leon y Woody Harrelson