Este año se cumplen 500 años de la llegada de Hernán Cortés al territorio mexicano, y aunque eventualmente el país logró independizarse de la corona española, los fantasmas de la conquista aún continúan errantes por las ciudades que alguna vez fueran cuna de uno de los imperios más poderosos de Mesoamérica. Podemos observar los vestigios del colonialismo en nuestra vida diaria, en nuestra cultura y tradiciones, y hasta en la manera en que profesamos nuestra fe. Por desgracia, también los vemos en la desigualdad social, en la discriminación que sufren las comunidades indígenas, y en la incontenible ola de violencia que ha devastado en años recientes al país entero.
Combinando ficción con realidad, el documental 499 imagina el arribo de uno de los soldados de Cortés al México actual. Un náufrago cuya embarcación con destino a España, repleta de tesoros hurtados del Nuevo Mundo, sucumbió a una tormenta en medio del Golfo de México en 1521. Su cuerpo ha sido arrastrado hasta la costa de Veracruz, y es recibido con total indiferencia por un grupo de paseantes que disfrutan de un día en la playa. Confundido, el conquistador decide emprender un viaje hasta la gran Tenochtitlán, siguiendo la misma ruta que hace siglos recorrieran sus compañeros. Un camino por el cual fueron dejando una dolorosa estela de terror y sangre, y que hoy en día no es tan diferente. Bien dicen que la historia tiende a repetirse.
A lo largo de seis capítulos, el hombre sigue los pasos de Cortés desde Veracruz hasta la Ciudad de México, sorprendiéndose no solo por cuánto han ido cambiando los paisajes que alguna vez conoció, sino también por cómo sus acciones pasadas han propiciado un interminable y problemático ciclo de violencia. Desde charlas con familiares de periodistas y activistas asesinados, hasta encuentros con madres que buscan desesperadas a sus hijos desaparecidos, el protagonista enfrenta una cruda realidad no tan distinta al caos y a la tiranía que éste sembró hace 500 años. Un lugar donde reina la injusticia y la corrupción, donde policías y militares son cegados por el poder de las células criminales, donde las comunidades indígenas viven en total aislamiento y se ven obligadas a formar sus propios grupos de auto-defensa, y donde el terror y la pobreza – no solo en México sino también en Centroamérica – han provocado una de las peores crisis migratorias de las que se tenga memoria.
Apoyado de un increíble trabajo de fotografía, el director mexicano Rodrigo Reyes observa a detalle el panorama social del México actual y lo contrapone con los hechos históricos que marcaron al país hace más de cinco siglos. Al mostrarnos los desgarradores testimonios de personas que han sido víctimas de la ola de violencia (escuchar a la madre de Fátima narrar la muerte de su hija es un momento de horror que te parte el corazón) desde la perspectiva de un personaje que no pertenece ni al país ni a esta época, el filme nos ayuda a darnos cuenta de la desensibilización como sociedad, y de la normalización de estos terribles actos y conductas en nuestra vida cotidiana.
Si bien su estilo tan contemplativo y reflexivo hace que el ritmo narrativo decaiga un poco durante los segmentos que se desarrollan en el Altiplano y en el Paso de Cortés en Puebla, 499 es un brillante y provocador ejercicio cinematográfico que explora el impacto del colonialismo en México desde una perspectiva fresca y diferente, y que conjuga elementos de realidad y ficción de una manera original y arriesgada, pero sumamente efectiva.
Calificación: *** 1/2
Título original: 499
Año: 2020
País: México, Estados Unidos
Dirige: Rodrigo Reyes