Antes que nada, debo agradecer a mis amigos que viven en el Viejo Continente, ya que fueron ellos quienes me introdujeron al fabuloso y extravagante mundo de Eurovisión, un festival de música que se lleva a cabo cada verano y en el cual varios países europeos – incluyendo Australia – compiten por llevarse el máximo reconocimiento de los miembros del jurado, y por ganarse el cariño de un público fiel desde 1956. Al menos en los Estados Unidos no existe una competencia musical que se le compare. Concursos televisivos como American Idol o The Voice no poseen el nivel de energía y excentricismo que caracteriza a los números musicales interpretados por cada una de las naciones participantes. Artistas como Céline Dion y la agrupación sueca ABBA son tan solo dos ejemplos de artistas que alcanzaron el éxito y la fama internacional gracias a su paso por dicho festival, el cual sigo religiosamente desde el 2017.
Desafortunadamente, el evento de este año, previsto para realizarse en la ciudad de Róterdam, Holanda, tuvo que ser cancelado de último minuto a raíz de la pandemia del COVID-19. Sin embargo, para quienes nos quedamos con las ganas de disfrutar de la máxima fiesta musical del verano, Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga (Festival de la Canción de Eurovisión: La Historia de Fire Saga) consigue llenar ese vacío con una buena dosis de entretenimiento y melodías empalagosas. David Dobkin (Wedding Crashers, The Change-Up) dirige esta producción original de Netflix, protagonizada por Will Ferrell y Rachel McAdams, la cual busca introducir el estrambótico universo de Eurovisión a las audiencias de otras latitudes.
Siguiendo la línea del humor característico de Ferrell, la película nos transporta hasta Húsavík, un pequeño pueblo pesquero situado en la costa norte de Islandia, donde conocemos a Lars y Sigrit. Desde pequeños, cuando solían bailar y cantar eufóricamente Waterloo de ABBA por toda la sala de la casa, ambos han soñado con llevar su talento hasta la plataforma musical más importante del continente: Eurovisión. Pese a la oposición de su padre Erick (Pierce Brosnan), Lars ha luchado incansablemente con tal de hacer realidad su más grande anhelo. Junto a Sigrit (McAdams), su mejor amiga de la infancia, éste decide formar Fire Saga, una agrupación de pop electrónico encargada de amenizar el bar local. Y aunque los clientes del lugar prefieren escuchar una y otra vez Jaja Ding Dong, un ridículo canto tradicional escrito exclusivamente para la cinta, el dúo jamás renuncia a sus sueños de conquistar al mundo a través de sus melodías inéditas.
Tras un trágico incidente que pone de luto a la comunidad musical de la isla, el comité seleccionador no tiene más remedio que enviar a Fire Saga en representación del país. Al llegar al Reino Unido, la amistad de la pareja protagónica será puesta a prueba luego de un desastroso primer performance sobre el escenario. Asimismo, la intromisión de Alexander Lemtov (Dan Stevens), el concursante de Rusia, hará que surjan dudas y malentendidos, poniendo su participación final en riesgo.
Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga es una comedia ligera y divertida, en gran parte gracias al talento y carisma de Rachel McAdams. Aunque la mancuerna que realiza con Will Ferrell no termina por convencer, la actriz sale avante y logra conquistar al espectador con su genial cadencia humorística. Los fanáticos de la extravagante competencia musical no saldrán defraudados, ya que la película reúne a varios de sus ganadores para interpretar un mix compuesto por canciones de Cher, Madonna y ABBA. Mi reacción inmediata fue gritar de la emoción al ver a Loreen, Jamala, Netta, John Lundvik y Conchita Wurst nuevamente en pantalla. Salvador Sobral, otro de los ganadores de Eurovisión, tiene una breve aparición en la que canta el maravilloso tema Amar Pelos Dois, el cual le dio el merecido triunfo en la edición del año 2017.
El resto de los números musicales y melodías de pop electrónico europeo son extremadamente catchy y tienen ese toque característico del popular festival de la canción. Desde el remix noventero Double Trouble a cargo de Tiësto e interpretado por Will Ferrell y la cantante sueca Molly Sandén (My Marianne), hasta la poderosa balada Húsavík, las canciones de autoría original ayudan a que olvidemos la ausencia del festival este verano. Su mensaje celebra lo extraño y lo insólito, algo que no es tan común observar en este lado del mundo. Es por ello que las bromas que realzan las diferencias culturales entre los países europeos y los Estados Unidos resultan efectivas.
Pese a sus aciertos, la comedia no siempre funciona y resulta algo irregular. Algunos gags se vuelven demasiado reiterativos y gastados, y van perdiendo la chispa de su humor. En cuestión narrativa, la película no aporta demasiado. Es un relato que termina reciclando esas historias de amigos de la infancia que no saben cómo dar el siguiente paso en su relación. Aunque ciertamente la naturaleza de Eurovisión se presta a la parodia, considero que tanto el realizador como los guionistas (uno de ellos Ferrell) desaprovechan varias oportunidades de oro para sacarle más jugo a la partida. Por ejemplo, el confuso sistema de votación en el cual, cada año, algunas naciones muestran sus alianzas sin tapujos. O bien, el hecho de que países fuera del bloque europeo participen en la competencia.
Si bien Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga llenará de emoción y nostalgia a los fanáticos del festival musical, espero que la película logre despertar el interés del público en otras partes del mundo. Quien sabe, incluso en una de esas, Netflix nos sorprenda con los derechos de transmisión del concurso el próximo año. Tal vez no sea la gran comedia del verano, pero lo que carece de originalidad en su guion, lo recompensa con la actuación de Rachel McAdams y con el ritmo pegajoso de sus canciones.
Calificación: ** 1/2
Título original: Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga (Festival de la Canción de Eurovisión: La Historia de Fire Saga)
Año: 2020
País: Estados Unidos
Dirige: David Dobkin
Con: Will Ferrell, Rachel McAdams, Pierce Brosnan y Dan Stevens.
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