Una densa capa de neblina va disipándose lentamente hasta mostrar no sólo los sinuosos caminos y paisajes de Guerrero, entidad federativa situada en el suroeste mexicano, sino también la dolorosa y profunda herida que yace cubierta bajo la espesa bruma de la memoria colectiva. Han pasado cuatro años desde aquella fatídica noche del 26 de septiembre, cuando un grupo de estudiantes pertenecientes a la Escuela Normal Rural de Ayotzinapan fue emboscado por fuerzas armadas en la ciudad de Iguala. Tras el enfrentamiento, 43 jóvenes desaparecieron sin dejar rastro alguno. Ante la presión de los familiares de las víctimas y la mirada indignante del resto de la nación y del mundo, el gobierno federal lanzó una investigación plagada de errores y contradicciones, la cual concluyó en una precipitada y fuertemente refutada «verdad histórica» que oficialmente cerró el caso.
En Vivos, el activista y artista de origen chino Ai Weiwei nos sumerge en el dolor de una pequeña comunidad indígena que aún clama justicia por la desaparición forzada de sus hijos, hermanos y cónyuges. Las puertas de los modestos hogares permanecen abiertas día y noche, con la esperanza de que, algún día, estos jóvenes emprendan su retorno a casa. El vacío de su ausencia está presente en cada rincón de aquellas habitaciones tan íntegras desde el momento que partieron, y que aún resguardan esos sueños e ilusiones que han quedado en pausa indefinida. Una larga espera que se ha convertido en el motor de una interminable batalla contra la impunidad de un sistema corrupto, y la indiferencia de una sociedad cuya memoria histórica ha ido perdiéndose entre el espesor de la niebla.
La extraordinaria fotografía de la cinta logra capturar esa yuxtaposición entre la belleza de las comunidades rurales y los horrores que han marcado sus vidas. No obstante, la cámara divaga constantemente para mostrar ese lado del México mágico que tanto fascina a los extranjeros, y que desafortunadamente no aporta mucho al desarrollo de esta pieza documental. Se agradece la intención del realizador por querer llevar esta importante historia al resto del mundo, pero su análisis termina sintiéndose un tanto superfluo. Sí, la guerra contra las drogas comandada por los Estados Unidos ha desatado una terrible ola de violencia por todo el territorio mexicano. Sin embargo, considero que existe un mensaje mucho más relevante y contundente que el filme evade por completo: la discriminación y el abuso al que las comunidades indígenas de México están expuestas debido a su aislamiento, a sus barreras idiomáticas, y a la falta de educación. El reflejo de una nación que se jacta de una cultura rica en tradiciones y costumbres que datan de los pueblos prehispánicos, pero que al mismo tiempo despoja a los miembros de estos grupos minoritarios de sus derechos humanos más básicos.
Vivos es una desgarradora memoria fílmica y una potente plataforma que brinda esperanza a todas aquellas voces que han sido silenciadas, pero que aún permanecen al grito de guerra. Un documental que busca retratar la luz en medio de la oscuridad, y que muestra ese México de marcados contrastes sociales. Es una lástima que el resultado final sea un poco reiterativo, y que no profundice en las verdaderas causas de una problemática que se extiende más allá de la guerra contra el narco y la corrupción del sistema judicial del país.
Calificación: ** 1/2
Título original: Vivos
Año: 2020
País: Alemania
Dirige: Ai Weiwei