I, Tonya mezcla el estilo del mockumentary (falso documental) que popularizó el comediante Christopher Guest en las últimas dos décadas, junto a los personajes de una historia que pareciera venir de los hermanos Coen, para armar una de las comedias más sólidas y entretenidas de este año. El más reciente filme del director Craig Gillespie (Lars and the Real Girl) obtuvo el sorpresivo segundo lugar en la edición pasada del Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF, por sus siglas en inglés), por encima de producciones como The Shape of Water y Call Me By Your Name, las cuales fueron recibidas con gran aclamo por parte del público y de la crítica, pero que finalmente no pudieron vencer a esta pequeña gran película que logró conectar de una forma más íntima con la audiencia.
Basada en hechos reales, I, Tonya se enfoca principalmente en el escándalo mediático que sacudió a los Estados Unidos en los años noventa: el caso de la patinadora artística de hielo Tonya Harding y su competidora Nancy Kerrigan. Pero, para entender a detalle lo que sucedió, es necesario viajar al pasado y conocer la vida de la atleta olímpica desde sus inicios. Nacida en la ciudad de Portland, Oregon, Tonya mostró interés en el patinaje sobre hielo desde temprana edad, a pesar de que este deporte era considerado exclusivo para gente de clase acomodada. Su madre, LaVona Golden (una excelsa Allison Janney), hace el sacrificio de pagarle las clases a cambio de un desempeño extraordinario en la pista de hielo.
Los años pasan y la joven Tonya, interpretada con gran naturalidad y fuerza por Margot Robbie, continúa demostrando su talento y cosechando triunfos. Sin embargo, su actitud rebelde – producto de la relación tóxica con su madre – comienza a interferir con sus sueños de grandeza. Es entonces cuando la protagonista conoce a Jeff (Sebastian Stan), de quien se enamora perdidamente pero con quien termina desarrollando una relación enfermiza basada en abusos físicos y psicológicos. Dispuesta a demostrar su talento a sus seres queridos y al mundo entero, Harding será capaz de llegar hasta las últimas consecuencias con tal de ganar la anhelada medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1994.
La mezcla de entrevistas con la dramatización de los hechos ayuda de sobremanera a crear una línea de humor que funciona a la perfección. De repente vemos a personajes interrumpir la narrativa para quejarse del porqué su historia ha sido ignorada por varios minutos, y en más de una ocasión los personajes rompen la cuarta pared para referirse directamente a la audiencia. Es un estilo muy único que igual y no será del agrado de todos los espectadores, por lo que si éste no te engancha durante los primeros minutos, probablemente hará que termine jugando un poco en su contra. Es un estilo que reúne las características cómicas de las cintas mockumentary de Christopher Guest (Best in Show, For Your Consideration), con los personajes (y en algunos casos su estupidez) de la película Fargo de los hermanos Ethan y Joel Coen.
I, Tonya sobresale gracias a sus magníficas actuaciones, las cuales son dignas de reconocimiento. Allison Janney es quien se roba la cinta con su rol de madre estricta y malhablada, que no deja el cigarro en ningún momento, y cuyos altos estándares de perfección terminan por alejar a la protagonista. Es una relación madre-hija difícil y compleja, llena de imperfecciones y malas decisiones, que de cierta forma ayudan a forjar el carácter de Tonya. Margot Robbie, quien había sido la mejor parte del bodrio Suicide Squad y que ya había sorprendido en cintas como The Wolf of Wall Street, nos brinda la mejor actuación de su carrera y una que definitivamente definirá su curso en el futuro. Robbie es electrizante y te mete de lleno en la piel de un personaje quien pese a su falta de educación y de formación busca hacer las cosas bien, pero sin reflexionar y pensar mucho en las consecuencias de sus actos. La escena en la que Tonya escucha la resolución del jurado ante el escándalo entre ésta y su compañera olímpica es una de las tantas muestras del talento de la actriz. Una escena desgarradora y conmovedora que seguramente le ayudará a Robbie a conseguir su primera nominación al Oscar, y porqué no, incluso la estatuilla dorada. La otra gran revelación de la cinta es Sebastian Stan, quien ha participado en dos de las secuelas de Captain America de Marvel, y que aquí interpreta al marido abusivo, posesivo e ignorante.
El filme hace énfasis en varios temas que aún resultan relevantes para nuestros tiempos, a pesar de que la historia tuvo lugar hace más de dos décadas. I, Tonya habla sobre esa enajenación de la sociedad norteamericana por ensalzar figuras problemáticas y convertirlas en estrellas de la farándula. Así como el caso de O.J. Simpson acaparó los titulares de los tabloides y revistas de chismes, lo mismo sucedió con Harding, cuya carrera se desplomó gracias a esa obsesión del pueblo norteamericano por destruir la vida de los famosos después del primer tropiezo. Asimismo, la película también nos habla del gran esfuerzo de la gente de bajos recursos y de poco nivel educativo con tal de alcanzar el llamado sueño americano, pero que finalmente acaba por venirse abajo gracias a las mismas trabas que el resto de la sociedad les impone.
A lo largo de dos horas de duración, I, Tonya nos lleva de las risas al shock y a la tristeza, al ver los sueños de la atleta destruidos por la misma gente que le rodea y por aquellos que consideraba cercanos. Es una gran (y triste) lección sobre cómo confiar en las personas incorrectas pueden llevarnos a perder todo lo que hemos construido en esta vida, y cómo una mala decisión o equivocación – por más mínima que sea – es capaz de alterar el rumbo de nuestras vidas para siempre.
Calificación: *** 1/2
Título original: I, Tonya
Año: 2017
País: Estados Unidos
Dirige: Craig Gillespie
Con: Margot Robbie, Allison Janney y Sebastian Stan