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Cronos y el deseo de alcanzar la inmortalidad

Apenas hace unos días tuve la oportunidad de disfrutar por primera vez de la cinta mexicana Cronos, la cual forma parte de The Criterion Collection, una compañía norteamericana que se dedica a la distribución y venta de películas clásicas y contemporáneas que son veneradas por la comunidad cinematográfica. Cronos no es una cinta tan antigua. Se estrenó en el Festival de Cannes en mayo de 1993 para posteriormente estrenarse en las salas comerciales de México a finales de dicho año. Sin embargo, Cronos es considerado como un filme importante por varias razones: primeramente, se trata del debut en cine del mexicano Guillermo del Toro como director y guionista, quien posteriormente pasaría a convertirse en uno de los realizadores más reconocidos a nivel internacional gracias a cintas como Hellboy, El Laberinto del Fauno, y El Espinazo del Diablo. En segundo lugar, estamos hablando de una cinta perteneciente a un género que no era explotado a inicios de los años 90 dentro de la industria fílmica mexicana. Cabe recordar que los años ochentas representaron el ocaso del cine producido en México, y apenas a inicios de los noventas, la industria empezaba a dar pocos signos vitales gracias a trabajos como Danzón de María Novaro (1991), Como Agua para Chocolate de Alfonso Arau (1992), y Sólo con tu Pareja de Alfonso Cuarón (1991). Estos filmes se movían dentro de los terrenos del drama y de la comedia romántica, mientras que Cronos prefirió explorar nuevas fronteras del cine de terror y de suspenso.

Lo que más me llamó de la versión restaurada de The Criterion Collection es que, a pesar de que la cinta está por cumplir casi 25 años de su lanzamiento, ésta continúa sintiéndose fresca, relevante, auténtica, y sobre todo, con una historia mucho más atractiva que la mayoría de las producciones mexicanas actuales. Cronos fue una ópera prima importante, que no sólo catapultó a Guillermo del Toro a las grandes ligas, sino que nos permitió conocer a fondo al realizador. Viendo la cinta en retrospectiva, es fácil identificar ciertos elementos de fantasía y ciencia ficción así como simbolismos que han estado presentes a lo largo de su extensa filmografía.

Cronos es una historia de vampiros, pero contada de una forma original y poco convencional. La película arranca con las escenas de un alquimista que se asentó en Veracruz luego de la Conquista Española y quien creó un artefacto mecánico en forma de bicho, el cual es capaz de darle vida eterna a quien lo posea. Los años pasan, el alquimista muere, y este misterioso artefacto escondido dentro de una pequeña estatua acaba en manos de Jesús Gris (el argentino Federico Luppi), un coleccionista de antigüedades. Jesús y su nieta Aurora descubren la extraña pieza y éste comienza a usarla sin percatarse de las repercusiones. No es sino hasta el encuentro con el excéntrico dueño de la compañía De La Guardia (el difunto Claudio Brook) que Jesús entiende el significado del artefacto. Sin embargo, ya será demasiado tarde para dar marcha atrás y mientras tanto, su deseo por beber sangre humana comienza a ser cada vez más fuerte.

Dedicada a la memoria de su abuela, Guillermo del Toro logra confeccionar en Cronos un relato que habla sobre el deseo de los humanos por alcanzar la inmortalidad. La inmortalidad puede ser interpretada como el querer dejar una huella en este mundo antes de nuestra muerte, ya sea a través de un libro, una canción, una pintura, una película, o incluso a través de nuestros hijos. Pero también existe el otro aspecto de la inmortalidad, el del miedo a la muerte, a lo desconocido. El de querer aferrarse a la vida, y prolongar nuestra existencia en este mundo. Cronos explora ésta última a mayor detalle y nos presenta una visión desde dos puntos de vista completamente distintos: el primero es el del protagonista, cuya obsesión por alcanzar la inmortalidad termina convirtiéndolo en un vampiro, un monstruo que vive en las sombras sediento de sangre humana. El segundo vistazo es a través de Aurora, la nieta de Jesús, quien a pesar de presenciar la terrible transformación de su abuelo es incapaz de permitir que éste muera y se aferra a cuidar de él.

A pesar de su corta edad y de su corta carrera en cine, el impacto e influencia de Del Toro y Cronos es indiscutible. La película demuestra la visión y la maestría del director por crear atmósferas no sólo de terror y suspenso, sino también por crear fantasías y mundos alternativos como el de la Ciudad de México que presenta una mezcla de idiomas español, inglés, ruso y japonés, mientras que los diálogos van y vienen entre el inglés y español. Jamás se siente como el trabajo de alguien amateur. No obstante, estamos hablando de una película de bajo presupuesto, utilizando la tecnología disponible de hace más de veinte años, por lo que algunos de sus efectos pudieran sentirse un tanto obsoletos. Sin embargo, éstos no logran quitarle mérito a la historia y al producto final.

Quizá sin imaginarlo en aquel entonces, Cronos vino a convertirse en la película que daría a Guillermo del Toro la inmortalidad que tanto exploraba en su ópera prima. 24 años más tarde, el director de origen mexicano continúa llevándonos a través de mundos llenos de fantasía y ciencia ficción. A finales de este año lanzará su más reciente cinta titulada The Shape of Water, un relato de amor entre una chica muda y una criatura marina, la cual podría llevarlo a obtener una nominación al Oscar a Mejor Director e incluso lograr la misma hazaña alcanzada por sus compatriotas Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu.

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