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Reseña – Ingrid Goes West

Las redes sociales se han convertido en un arma de dos filos: por un lado nos permiten comunicarnos con amigos y familiares de forma casi instantánea, sin importar donde éstos se encuentren. Por el otro lado, tenemos un espacio virtual que nos brinda la libertad de poder elegir la realidad que deseamos compartir con nuestros seguidores, lo cual puede dar pie a proyectar falsas apariencias e incluso a distorsionar la imagen que se tiene de uno mismo. Ésto último es parte esencial de la premisa de Ingrid Goes West, ópera prima del director Matt Spicer,  una comedia que retrata de forma auténtica el significado de amistad e identidad propia a través de los ojos de una generación obsesionada con la fama, la popularidad y la supuesta autenticidad.

La genial Aubrey Plaza da vida a la Ingrid del título, una chava que se la vive de stalker con los llamados «influencers» de la red social Instagram. Su más reciente obsesión fue con Charlotte, una chica que compartía fotografías y videos de su perfecta vida, haciendo yoga en el parque o disfrutando de un rato con su prometido. Cuando Ingrid descubre que Charlotte no la invitó a su boda sacada de Pinterest, la protagonista irrumpe la reunión cargada de spray pimienta, el cual termina rociando en la cara de la recién casada. Luego de que las cosas terminan en una mala nota, Ingrid decide tomar el dinero que le queda y emprende un viaje hacia Los Angeles con tal de iniciar una nueva vida. Ahí es cuando se obsesiona con Taylor, una fotógrafa hipster, a quien empieza a copiarle absolutamente todo, desde su forma de ser hasta su sofisticado estilo de vida.

Poco a poco, Ingrid va involucrándose en la vida de Taylor y su esposo Ezra, un pseudo-artista. Las visitas a su casa para tomar cocktails artesanales, degustar platillos preparados con ingredientes orgánicos y rematar con un trago de costoso vino se vuelven más frecuentes. La protagonista se siente realizada: no sólo ella se ha convertido en una vil copia de Taylor, sino que también ahora pertenece a su exclusivo grupo de amigos quienes tienen acceso VIP a los eventos más «in» de la sociedad angelina. Sin embargo, la llegada de Nicky, el hermano rebelde y privilegiado de Taylor, viene a complicar las cosas para Ingrid, quien empieza a descubrir la verdadera personalidad de su amiga, la cual obviamente no tiene cabida dentro de su perfecta colección de fotos y videos en Instagram.

Ingrid Goes West va muy adhoc con los temas de actualidad y el trabajo de Spicer, también encargado de escribir el guión junto a David Branson Smith, se siente fresco y con un gran toque de autenticidad. Los trastornos obsesivos han sido llevados al cine en repetidas ocasiones, pero lo que distingue a Ingrid Goes West de las demás es el contexto en el cual se posiciona, permiténdole servir como una alegoría al comportamiento habitual de los usuarios de las redes sociales. Por una parte, tenemos el retrato de los llamados «influencers», término que se les da por la gran cantidad de seguidores que poseen y por que, supuestamente, son quienes marcan tendencia e influyen sobre las miles de personas que día a día siguen de cerca sus vidas perfectas. Estas personas han creado un perfil virtual que consiste en presentar una versión alterada de la realidad. En muchas ocasiones, sus perfectos viajes y su lujosa vestimenta no son más que una fachada que esconde la falta de aprobación y el vacío emocional que sólo se compensa a base de acumular likes de desconocidos.

En el otro extremo tenemos a la gente como Ingrid, quienes idolatran a este tipo de celebridades cibernéticas y hacen hasta lo imposible para parecerse a ellos: desde tomarse fotos en las mismas poses, hasta visitar los mismos restaurantes y replicar su estilo de moda. Todo esto engloba lo que viene a ser la pérdida de identidad en la era de las redes sociales, en donde cada vez resulta más difícil discernir entre lo auténtico y lo apócrifo.

Ingrid Goes West es una comedia bien hecha y actuada, con personajes interesantes e interpretados a la perfección por Elizabeth Olsen, O’Shea Jackson Jr. y Aubrey Plaza. Plaza fue uno de los highlights en otra comedia del verano The Little Hours, y en esta cinta vuelve a demostrar no solo su versatilidad, sino su lugar dentro del mundo de comedias independientes de Hollywood. Ingrid Goes West es un ride divertido y alocado que al mismo tiempo termina siendo un triste y a veces desgarrador retrato de una generación obsesionada con la fama pasajera y la aceptación de los demás, incapaz de reconocer voces auténticas y que se deja llevar por «influencers» que viven en mundos de fantasía y banalidad.

Calificación: ****

Título original: Ingrid Goes West

Año: 2017

País: Estados Unidos

Dirige: Matt Spicer

Con: Aubrey Plaza, Elizabeth Olsen y O’Shea Jackson Jr.

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