Ganadora de diez Premios Ariel (el equivalente al Oscar en México), incluyendo Mejor Película, finalmente llega a las pantallas de cine en México (y a través de la plataforma de streaming Netflix para quienes viven fuera del país) la aclamada ópera prima dirigida por Mitzi Vanessa Arreola y Amir Galván Cervera que lleva por título La 4a Compañía. El proyecto cinematográfico, el cuál tardó casi una década en realizarse, tuvo que esperar otros dos años más para su estreno comercial. La cinta hizo su debut en el 2016 como parte de la programación del Festival de Cine en Guadalajara donde, por cierto, se llevó uno de los premios especiales otorgados por el jurado.
La 4a Compañía nos lleva hasta la Ciudad de México en los años setenta. Un aire de inquietud aún se respira por las calles de la gran urbe debido a las secuelas de la matanza de Tlatelolco, ocurrida en 1968. José López Portillo se encuentra a cargo del poder ejecutivo de la nación, y como parte de su equipo de colaboradores, otorgó a Arturo Durazo Moreno el máximo cargo de la corporación policiaca de la Ciudad de México. Durazo, quien terminaría convirtiéndose en una figura política controversial del país, es un personaje clave dentro del desarrollo de la cinta, la cual toma lugar dentro de las instalaciones del reclusorio Santa Martha Acatitla, ubicado al norte de la ciudad y casi en los límites con el Estado de México.
Ahí conocemos a Zambrano (Adrían Ladrón, toda una revelación), un jovencito que pese a su corta edad ha sido víctima del sistema penitenciario del país. Encarcelado por el presunto robo de automóviles, la astucia del chico llama de inmediato la atención de las autoridades del penal, quienes lo invitan a formar parte del equipo de futbol americano Los Perros, conformado por convictos y patrocinado por nada menos que Durazo. El desempeño del equipo deportivo, así como la iniciativa del dirigente de la corporación policiaca por apoyar la rehabilitación de los presos a través de este tipo de actividades, han acaparado la atención de los medios de comunicación. Sin embargo, lo que éstos desconocen es que todo se trata de un frente delictivo.
Por las noches, los miembros del equipo deportivo salen a las calles de la Ciudad de México a robar automóviles, asaltar bancos, y cometer otros ilícitos con el total apoyo y respaldo de las autoridades. Asimismo, Los Perros también se auto-denominan «La Cuarta Compañía», título que les permite controlar lo que ocurre dentro de la prisión, desde el cobro de piso, distribución y venta de drogas, administración del casino-bar clandestino en las instalaciones del lugar, así como realizar el trabajo sucio de sus superiores.
Quizá lo más indignante al ver La 4a Compañía es cómo cuarenta años después, las cosas no han cambiado en lo absoluto y el sistema penitenciario del país continúa siendo señalado por organismos internacionales como uno que constantemente viola los derechos humanos. Hemos escuchado historias sobre carteles de droga que prácticamente operan los reclusorios a lo largo y ancho de la República Mexicana bajo las órdenes de las mismas autoridades. Los verdaderos delincuentes entran y salen de la cárcel, mientras que miles de inocentes (tanto dentro y fuera de las instituciones) son los que pagan las consecuencias de un sistema invadido por la corrupción.
Mitzi Vanessa Arreola, quien también escribe la cinta, y Amir Galván Cervera hacen un extraordinario trabajo que no sólo nos transporta a otra época, sino que también cumple como un proyecto de denuncia social. La 4a Compañía es un increíble debut cinematográfico que en cuestión técnica no le pide absolutamente nada a las producciones de Hollywood y del resto del mundo. El elenco conformado por Adrián Ladrón, Hernán Mendoza, Andoni Gracia, Gabino Rodríguez y Manuel Ojeda hacen un gran trabajo en conjunto, pero en especial Ladrón y Mendoza son quienes hipnotizan al espectador con la fuerte presencia y energía que desprenden en pantalla.
Pese a sus múltiples aciertos, la estructura narrativa poco convencional de La 4a Compañía termina restándole fuerza a la historia, la cuál en ratos tiende a volverse compleja y confusa, especialmente para quienes no están completamente familiarizados con el sistema judicial de México. Hay sub-tramas que involucran a varios personajes que también se sienten un poco desconectadas de la historia principal, y en lo personal, a las escenas de los encuentros de futbol americano les falta adrenalina y emoción.
La 4a Compañía busca repetir la misma hazaña que hace unos años logró el documental mexicano Presunto Culpable, el cuál se convirtió en todo un fenómeno de taquilla e invitó a un diálogo más abierto con el gobierno. La cinta tiene el material necesario para mostrar a la sociedad mexicana una realidad que muchas veces pasa desapercibida, pero que debería formar parte del discurso y de las campañas políticas de los candidatos a ocupar la silla presidencial. La 4a Compañía hace su arribo en un momento clave para la política en México, y ahora le corresponde a uno continuar con el trabajo de denuncia expuesto por los realizadores.
Calificación: ***
Título original: La 4a Compañía (The 4th Company)
Año: 2016
País: México, España
Dirige: Mitzi Vanessa Arreola y Amir Galván Cervera
Con: Adrián Ladrón, Hernán Mendoza, Andoni Gracia, Gabino Rodríguez y Manuel Ojeda