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Reseña – Baby Driver (Baby: El Aprendiz del Crimen)

Desde su secuencia inicial: una persecución a bordo de un automóvil por las calles de la ciudad de Atlanta al ritmo de la melodía rock Bellbottoms de The Jon Spencer Blues Explosion del año 1994, hasta sus créditos finales, Baby Driver (Baby: El Aprendiz del Crimen) jamás quita el pie del acelerador y nos mantiene en constante movimiento a un ritmo frenético. El director y escritor de la cinta Edgar Wright, quien ha ganado popularidad entre los cinéfilos de todo el mundo gracias a cintas como Shaun of the Dead, Hot Fuzz y Scott Pilgrim vs. the World, nos trae la película más cool del verano del 2017: un musical sobre ruedas aderezado por una historia de amor juvenil.

El joven actor Ansel Elgort, quien saltó a la fama gracias a la adaptación del best-seller al cine The Fault in our Stars hace tres años, es Baby (sí, así como lo leen: B-A-B-Y, Baby), el protagonista de la historia. Baby es un chico introvertido que se la pasa escuchando música todo el tiempo para aminorar un problema auditivo que padece, consecuencia de un accidente automovilístico del cuál fue partícipe cuando era pequeño. Asimismo, la música se ha convertido en la única forma que tiene para expresar sus sentimientos, ya sea a través de melodías que carga en distintos dispositivos electrónicos, o bien, de remixes que él mismo graba en cassettes. A pesar de ser un muchacho de buen corazón, un error de adolescencia lo llevó a caer en las garras de Doc (Kevin Spacey), un mafioso que se encarga de planear distintos atracos a instituciones bancarias y gubernamentales.

Resulta que Baby posee un gran talento frente al volante, y es por ello que Doc lo ha convertido en pieza importante de sus fechorías. El joven se dedica a transportar a una banda de delincuentes que incluye a Bats (Jamie Foxx), Buddy (Jon Hamm) y Darling (Eiza González) hasta que logre pagar la deuda que tiene pendiente. Las cosas terminan complicándose un poco más cuando éste se enamora de Debora (Lily James), la mesera de una cafetería, y deberá encontrar la manera adecuada de separar los asuntos de su vida privada de los peligros que conlleva su profesión.

Wright logra una hazaña que pareciera imposible: un filme de acción musical. El director británico logra sincronizar las vertiginosas secuencias automovilísticas con distintas melodías de rock, jazz y soul. Cada golpe, disparo y movimiento del vehículo está perfectamente coordinado al ritmo de la música y el trabajo de edición es simplemente espectacular. La película también posee un alto nivel de atención a ciertos detalles visuales, los cuales resaltan gracias al uso de colores. Existe también en Baby Driver un cierto factor nostalgia que evoca al cine de los años sesenta y setenta. La secuencia de los créditos iniciales, filmada en una sola toma y que nos muestra al protagonista caminar por las calles de Atlanta, es un ejemplo del estilo único de Edgar Wright: combinando melodía con movimiento, presentando sutilmente algunos lyrics de la canción en el entorno, y jugando con elementos visuales, como el graffiti en forma de corazón que se ve al fondo cuando Baby ve a Debora por primera vez.

Aunque ya lo habíamos visto antes en The Fault in our Stars y en las tres películas de la saga Divergent, Baby Driver es la película que convertirá a Ansel Elgort en una estrella de cine. Elgort no sólo tiene el carisma para llenar la pantalla con su presencia, sino que también demuestra su gran talento al interpretar a un personaje de pocas palabras pero que comunica sus sentimientos a base de sus expresiones faciales. El resto del elenco hace un gran trabajo: Lily James es tierna y encantadora, Kevin Spacey es exactamente lo que uno esperaría de él, mientras que Jamie Foxx y Jon Hamm tienen la oportunidad de explorar el terreno de la comedia con sus personajes. Quien realmente nos sorprendió fue la mexicana Eiza González, haciendo su debut en las grandes ligas de Hollywood con el pie derecho. Aunque su personaje toma mayor relevancia durante la segunda parte de la cinta, Eiza le saca buen provecho, nos roba un par de carcajadas, y se pone al tú por tú con sus co-protagonistas. Ahora si que lo sentimos mucho por Belinda (quien tuvo una breve y poco memorable participación en la cinta Baywatch), pero Eiza fue la que terminó #GanandoComoSiempre en el verano cinematográfico.

La primera mitad de Baby Driver es lo mejor que verán este verano. Algunas escenas te mantendrán al borde del asiento, para posteriormente llevarte a la risa gracias a sus ingeniosos diálogos, y finalmente para conmovernos con la historia de amor entre Baby y Debora. Y a pesar de que el ritmo de la película jamás desacelera, ésta termina por caer en algunas situaciones un tanto absurdas durante la segunda mitad, las cuales hacen que se quede a poco de alcanzar la perfección. En un verano que ha estado plagado por secuelas, películas de superhéroes, reboots y demás, Baby Driver es una bocanada de aire fresco, una visión original que se aleja del típico blockbuster veraniego, un festín visual y auditivo que los llevará por un entretenido ride de principio a fin en compañía de un excelente soundtrack que seguramente lo tendrán en repeat durante el resto de esta calurosa temporada del año.

Calificación: *** 1/2

Título original: Baby Driver (Baby: El Aprendiz del Crimen)

Año: 2017

País: Estados Unidos, Inglaterra

Dirige: Edgar Wright

Con: Ansel Elgort, Lily James, Kevin Spacey, Jon Hamm, Eiza González y Jamie Foxx

 

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