A principios del siglo 20, la Nación Osage, uno de los pueblos originarios de los Estados Unidos, encontró prosperidad en los inhóspitos terrenos de Oklahoma como por obra de un milagro divino. Años atrás, el grupo indígena había sido despojado de sus tierras y forzado a establecerse en esta región de suelos infértiles, sellando con ello la sentencia de su inminente extinción. Lo que nadie sabía era que, debajo de dicho yermo, se encontraba un enorme yacimiento petrolífero. El hallazgo de este oro negro convirtió a los miembros de la comunidad en millonarios de la noche a la mañana, luego de otorgar concesiones exclusivas para la extracción del preciado hidrocarburo. No obstante, este descubrimiento desató también la codicia del hombre blanco quien, al ver con recelo la bonanza de la tribu, fue buscando distintas maneras de sacar provecho a la situación con tal de llenarse los bolsillos.
Fue así, con la promesa de un futuro mejor, que Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio) decidió dirigirse a la finca de su tío William Hale (Robert DeNiro) situada en Fairfax, un pueblo dentro de los márgenes de la reservación indígena de los Osage, al término de la Primera Guerra Mundial. Incapacitado para realizar extenuantes labores físicas, el hombre encontró rápidamente trabajo como chofer, realizando los principales encargos del rancho y trasladando a los miembros de la comunidad de sus casas a la avenida principal. Un floreciente corredor de negocios, desde bancos hasta estudios fotográficos, los cuales habían hecho su propia fortuna a costa de la falta de educación de la mayoría de los habitantes de la región. Es ahí, en uno de sus viajes, que éste conoce por vez primera a Mollie (Lily Gladstone), una joven que, junto a su madre y sus tres hermanas, administran las prolíficas tierras heredadas por sus antepasados.
Al percatarse del afecto que su sobrino siente hacia la mujer, William le realiza una proposición demasiado tentadora: contraer matrimonio con la chica de origen Osage para obtener, por ley, el control total de sus terrenos y gozar de los millones de dólares que estos generan sin tener que mover un solo dedo por el resto de su vida. Una repugnante artimaña que ha provocado una ola de muertes sospechosas y aparentes suicidios entre los miembros de la comunidad indígena. Casos que permanecen impunes, a pesar de la conmoción que han generado entre los altos líderes de la tribu. Convencida que Ernest es diferente al resto de los hombres que ha conocido, y que únicamente la frecuentan por conveniencia económica, Mollie acepta el compromiso, sin imaginar el calvario que le espera a su lado, desde enfermedades misteriosas hasta dolorosas tragedias familiares.
Basada en hechos verídicos, los cuales fueron expuestos en la obra homónima del autor David Grann, Killers of the Flower Moon es una desgarradora historia sobre los males que han afligido a la sociedad norteamericana por varios siglos. Un relato de ambición e injusticia que muestra el desequilibrio que, por años, ha brindado poder, privilegios y protección absoluta a ciertos grupos de individuos, capaces de actuar salvajemente con tal de defender un falso sentido de pertenencia, y de bloquear el acceso a las oportunidades del llamado sueño americano a su antojo. Un filme que explora un capítulo histórico oscuro, con el fin de evitar que éste continúe en la indiferencia de la memoria colectiva, lugar donde ha permanecido olvidado por los últimos cien años.
Desde las primeras imágenes, retratadas magistralmente por el lente de Rodrigo Prieto y acompañadas por las composiciones musicales de Robbie Robertson, es más que evidente que Martin Scorsese está en una liga distinta a la de cualquier otro realizador estadounidense. Killers of the Flower Moon es un proyecto muy personal para el aclamado director, quien por años luchó para obtener el financiamiento necesario que le permitiera contar la historia con total libertad creativa. Finalmente, Paramount Pictures y Apple TV+ entraron al quite, invirtiendo más de 200 millones de dólares en esta producción épica que no escatima en detalles de ningún tipo. Por fortuna, el resultado puede verse en pantalla: la consagración de una larga carrera cinematográfica que se expande por siete décadas y la fusión de temáticas recurrentes en su filmografía. Una mezcla entre el drama criminal de Casino con el espíritu contemplativo de Silence.
La soberbia dirección de Scorsese consigue capturar la dimensión de la tragedia y de las atrocidades cometidas en nombre de la avaricia, contraponiéndolas con secuencias íntimamente humanas que muestran ambos lados de la moneda. La poética belleza natural contrastada en el mismo plano con los despiadados actos de un grupo de lobos con piel de cordero. Al frente de la manada se encuentra Robert DeNiro, quien realiza un estupendo trabajo como la figura respetable del pueblo que aprovecha su estatus de poder para manipular y cometer los peores actos imaginables a plena luz del día, sin temor a las consecuencias. Un personaje detestable que el veterano histrión interpreta de manera excepcional. Navegando entre la astucia y la ingenuidad tenemos a Leonardo DiCaprio, otro de los actores consentidos del director, quien brinda una interpretación sumamente compleja, demostrando una vez más el porqué es una de las grandes estrellas de Hollywood. Sin embargo, quien termina robándose el filme con su sutil pero poderosa actuación es Lily Gladstone. Su semblante sereno, siempre arropado por su manta, ofrece el balance perfecto, sobre todo al complementar con firmeza y sosiego el tono desquiciado de su co-protagonista.
A pesar de que Killers of the Flower Moon nos entrega en su primera hora lo que quizá sea el mejor filme norteamericano en años, su ritmo va decayendo paulatinamente, desembocando en un tercer acto en el que éste se torna un tanto tedioso y reiterativo. Es posible que la versión presentada en el Festival de Cannes no termine siendo el corte final de la película, a estrenarse en cines en otoño del 2023. Sus casi tres horas y media de duración comienzan a sentirse pesadas justo a la mitad, cuando el enfoque de la historia se centra más en las actividades del grupo criminal y la investigación del FBI, liderada por Tom White (Jesse Plemons), que en las víctimas de los atroces asesinatos. Asimismo, en el afán de cerrar los arcos narrativos de varios personajes secundarios que no aportan mucho a la historia principal, la edición resulta confusa y resta emoción al eje principal del relato. Algunas actuaciones, incluyendo la del recién ganador del premio Oscar Brendan Fraser, son reducidas a breves cameos ante el alcance gigantesco que Scorsese pretende recorrer durante la cinta.
Si bien Killers of the Flower Moon no logra llegar al mismo nivel que The Irishman, el trabajo previo del director, ésta continúa siendo una gran e importante obra dentro del cine norteamericano. Especialmente en su manera de observar la devastadora historia del borrado cultural de los pueblos originarios de los Estados Unidos y la forma tan impune en que estos actos no han sido condenados debidamente por las instituciones encargadas de impartir justicia en la nación, permitiendo que estos sigan ocurriendo hasta el día de hoy, sin ninguna protección para sus ciudadanos. Un relato trágico y revelador sobre la distribución de poder y riqueza en un sistema que, lamentablemente, ha inclinado la balanza a favor de solo unos cuantos.
Killers of the Flower Moon forma parte de la programación de la edición 76 del Festival de Cannes, el cual se efectúa del 16 al 27 de mayo del 2023. La película estrenará en cines de Estados Unidos el 20 de octubre del 2023, previo a su lanzamiento vía streaming a través de Apple TV+.

Título original: Killers of the Flower Moon
Año: 2023
País: Estados Unidos
Dirige: Martin Scorsese
Con: Leonardo DiCaprio, Lily Gladstone, Robert DeNiro, Jesse Plemons, Tantoo Cardinal, John Lithgow, Cara Jade Myers, William Belleau y Jason Isbell