En incógnito, Ada (Milana Aguzarova) aguarda impacientemente en una polvorienta parada de autobuses con la mitad inferior de su rostro cubierto por su abrigo. No sabemos si la joven está esperando la llegada de alguien, o si se encuentra planeando su propio escape de Mizur, un poblado escondido entre las montañas del Cáucaso, perteneciente a la República de Osetia del Norte-Alania. La única certeza es que, en una ciudad tan pequeña como la suya, las malas lenguas siempre están al acecho. Es por ello que debe andar con cuidado, manteniendo un perfil bajo para evitar ser descubierta por alguna persona conocida.
Al llegar a casa, la extraña relación que mantiene con su padre y con Drakko, su hermano menor, sorprende de inmediato. Más allá de la co-dependencia tóxica reflejada a través de sus inquietantes interacciones, es evidente que el lazo que los mantiene unidos como familia es uno que está basado en un profundo y doloroso trauma. La ausencia de una figura materna ha obligado a la joven a convertirse no solo en la persona responsable de las labores domésticas, sino también en el pilar emocional del hogar. Exhausta, Ada sueña con tener una vida distinta lejos de toda preocupación en un mundo de libertad que su hermano Akim le prometió.
El arribo de Akim a su pueblo natal brinda a la protagonista un brevísimo destello de esperanza. Sin embargo, al darse cuenta que su padre ha tomado posesión de su pasaporte para impedir cualquier intento de escape, la joven decide embarcarse en una frenética misión con tal de obtener la llave que le permita abrir la puerta, tanto en el sentido literal como en el metafórico, para salir corriendo y emprender un nuevo camino que la conduzca hacia su anhelado destino. Un lugar donde pueda sentirse nuevamente como una mujer plena y completa.
Unclenching the Fists, el segundo largometraje de la directora Kira Kovalenko, logra atraparnos desde sus primeros instantes gracias a los giros tan impredecibles y desconcertantes que toma la historia, así como también a la fascinante mirada con la que explora un rincón del mundo que raramente tenemos la oportunidad de recorrer y disfrutar en pantalla. El trabajo de sus actores sin preparación profesional es formidable y añade un toque de naturalidad a este impactante y desgarrador relato.
La cinta nos muestra los estragos de un suceso trágico que marcó la vida de sus personajes, a pesar de que nunca decide ahondar en detalles ni hablar abiertamente sobre dicho infortunio. De manera sutil, Kovalenko va plantando varias pistas a lo largo del filme para que uno ate cabos y descubra que el evento en cuestión corresponde a la terrible masacre ocurrida en el año 2004 en una escuela de Beslán, una ciudad situada a una hora de distancia al noreste de Mizur, donde lamentablemente perdieron la vida más de 300 personas, entre ellos varios menores de edad. Este contexto hace que la historia retumbe con más fuerza, sobre todo al entender que su hermetismo no es más que una forma de plasmar el sentimiento colectivo de un pueblo incapaz de sanar sus heridas y asimilar las cuantiosas pérdidas humanas.
Anunciándose como un talento emergente dentro de la industria cinematográfica en Rusia, Kira Kovalenko ofrece en Unclenching the Fists un potente y desolador drama del subgénero coming of age que impacta por su realismo y por su forma tan poco convencional abordar un relato que suena familiar. Una historia que nos enseña a deshacer las ataduras y desatrancar los puños para poder emprender el viaje hacia el destino soñado.
Unclenching the Fists formó parte de la programación del Festival Internacional de Cine de Toronto en su edición número 46, la cual se llevó a cabo del 9 al 18 de septiembre del 2021.
Calificación: *** 1/2
Título original: Unclenching the Fists
Año: 2021
País: Rusia
Dirige: Kira Kovalenko
Con: Milana Aguzarova, Alik Karaev, Soslan Khugaev y Khetag Bibilov