Encargado de inaugurar la edición número 72 del Festival de Cannes, The Dead Don’t Die (Los Muertos No Mueren) es el más reciente largometraje del realizador norteamericano Jim Jarmusch, y también el más accesible de una larga carrera que incluye títulos como Only Lovers Left Alive y Patterson. Jarmusch reúne a varios de sus intérpretes consentidos para armar uno de los repartos más atractivos del año, en lo que quizá sea su mayor acercamiento al llamado cine comercial. Una comedia de zombies que detrás de su aparente ligereza lanza una incisiva y dura crítica a una sociedad canibalística y auto-destructiva.
La tranquilidad de Centerville, un idílico pueblo estadounidense de apenas 700 habitantes, se ve interrumpida ante la peligrosa amenaza de un grupo de muertos vivientes, los cuales literalmente salen de sus tumbas para saciar su sed de sangre humana. En medio del caos y la incertidumbre, el jefe de la policía local Cliff Robertson (Bill Murray) y sus compañeros de trabajo Ronnie Peterson (Adam Driver) y Mindy Morrison (Chloë Sevigny) deberán mantener el orden para salvaguardar la ciudad del inminente ataque apocalíptico.
Jim Jarmusch imprime su característico estilo de comedia deadpan (humor seco) en The Dead Don’t Die. El resultado final es una cinta con grandes momentos hilarantes que incluso aprovecha la ocasión para auto-referenciarse y burlarse de ella misma. Desde el recurrente tema musical homónimo, interpretado por el canta-autor Sturgill Simpson, hasta el sutil chiste sobre Star Wars con el cual consigue mofarse de la fama de su protagonista (Driver da vida al villano Kylo Ren en la nueva trilogía de la popular saga intergaláctica). Bill Murray y Adam Driver parecieran estar conectados en la misma frecuencia, y su mancuerna es motivo suficiente para disfrutar ampliamente de esta peculiar historia de zombies. Tilda Swinton y Steve Buscemi, con todo y gorra roja de MAGA, son un absoluto deleite cómico con sus breves pero memorables participaciones secundarias.
El tono ligero de la cinta se ve ofuscado por el retrato tan pesimista y catastrófico que Jarmusch hace sobre el mundo en el que vivimos. Nos hemos convertido en zombies, seres desconectados de la realidad. Controlados por el consumismo, idiotizados por nuestros dispositivos móviles, indiferentes al dolor ajeno, e incrédulos del daño irreversible que nuestras acciones causan al planeta. «El mundo está un poco extraño últimamente», dice uno de los personajes de la película en referencia a los sucesos que alteran el orden del pueblo en el que habita. Sin embargo, éste pareciera ser también el sentir del escritor y director, quien nos pinta un futuro desolador y poco esperanzador.
Aunque el personaje interpretado por Adam Driver repite constantemente que «ésto no va a terminar bien», la película en sí se salva de cumplir dicha predicción. Algunas viñetas podrían llegar a sentirse un tanto inconsecuentes y hasta flojas pero, pese a ello, The Dead Don’t Die termina siendo una divertida comedia que consigue aprovechar al máximo el talento de su elenco, y que ofrece risas a cambio de una historia irreverente pero profunda e inteligente. Quizá no sea uno de los trabajos indispensables en la filmografía de Jarmusch, pero sí uno que le permitirá continuar explorando los terrenos del cine comercial sin abandonar su peculiar sentido del humor y su estilo tan propio.
Calificación: ***
Título original: The Dead Don’t Die (Los Muertos No Mueren)
Año: 2019
País: Estados Unidos
Dirige: Jim Jarmusch
Con: Bill Murray, Adam Driver, Chloë Sevigny, Tilda Swinton, Steve Buscemi, Danny Glover y Selena Gomez
Cine Sin Fronteras 