El director japonés Hirokazu Kore-eda regresa nuevamente al terreno del drama familiar en su más reciente trabajo titulado Shoplifters (Un Asunto de Familia), filme estrenado en mayo pasado en el Festival de Cannes donde recibió la Palma de Oro, el máximo premio que otorga dicho encuentro cinematográfico. Luego de haberse apartado un poco de su habitual estilo en The Third Murder, Kore-eda retoma una temática que ya había explorado previamente en cintas como Like Father, Like Son y Our Little Sister: el verdadero significado de la familia.
Osamu y su esposa Nobuyo viven al día con sus míseros salarios pese a sus largas jornadas laborales. La situación económica familiar se compensa un poco gracias a la pensión de la abuela Hatsue, quien les ha ofrecido compartir el mismo techo siempre y cuando la pareja se encargue del cuidado de ésta y de su nieta Aki. Preocupado por llevar pan a la mesa todos los días, Osamu se ha encargado de entrenar a su hijo en el arte del robo, una rutina que durante años han ido perfeccionando, consiguiendo engañar a los guardias de seguridad de los supermercados que normalmente saquean.
Una noche de camino a casa, Osamu y su hijo Shota descubren a Yuri, una niña a quien sus padres han dejado fuera de casa, sin la ropa necesaria para protegerse del frío. El protagonista decide arropar a la pequeña y llevarla a casa. Luego de ofrecerle alimento y un cómodo abrigo, la familia recoge a Yuri al descubrir visibles huellas de tortura en sus débiles brazos. A pesar de que el acto bondadoso podría confundirse con una forma de secuestro, Osamu y Nobuyo aceptan convertirse en los padres adoptivos de la pequeña Yuri.
Es por medio de esta peculiar dinámica que Kore-eda vuelve a cuestionar el concepto de la familia tradicional, re-definiendo el significado de la familia a través de un conmovedor relato contado con mucho corazón. Al igual que lo hizo en la cinta Like Father, Like Son, el realizador profundiza en las características que distinguen al padre biológico del adoptivo, y de cómo el amor es el principal ingrediente para lograr que cualquier tipo de familia funcione a la perfección.
La experiencia de haber dirigido más de una docena de largometrajes es claramente notoria en Shoplifters, la cuál demuestra la maestría del realizador en cada una de sus escenas. Muchas de ellas presentan un estilo muy similar al del legendario director japonés Yasujiro Ozu, quien con su lente fijo se encargaba de capturar escenas de la vida diaria, dándoles siempre un toque poético. Shoplifters es la consagración de Hirokazu Kore-eda en el género de dramas familiares. Es como si todos sus trabajos previos hubieran sido una especie de preparación que culmina con este espectacular y emotivo filme.
Además de ofrecernos una de las secuencias finales más devastadoras del año, Kore-eda nos muestra cómo la sociedad aún no ve con buenos ojos la formación de núcleos familiares no-tradicionales. O bien, habla de sociedades que consideran que el amor de un padre o una madre adoptiva jamás podrá equipararse al del progenitor biológico. Sin embargo, a veces hay padres que no están preparados o dispuestos a dar el cariño y el apoyo necesario a sus hijos. Hemos visto y escuchado sobre diversos casos en los cuales padres y madres abandonan y maltratan físicamente a sus hijos. Nuevamente observamos cómo el amor termina siendo más importante que el lazo sanguíneo que une a los integrantes de una familia.
Shoplifters es un conmovedor drama que toma su tiempo en ir construyendo una historia tan sencilla como poderosa. Una cinta que nos pone frente a un dilema moral y ético, y que nos pregunta ¿qué es lo que define a la familia? El estupendo trabajo del elenco se conjuga con el sentimentalismo de la historia y con la belleza visual de Kore-eda para ofrecernos uno de los grandes filmes del año. Imperdible.
Calificación: ****
Título original: Manbiki kazoku (Shoplifters / Un Asunto de Familia)
Año: 2018
País: Japón
Dirige: Hirokazu Kore-eda
Con: Lily Franky, Sakura Ando, Kirin Kiki, Jyo Kairi y Miyu Sasaki
Cine Sin Fronteras 