Luego de dos fracasos de taquilla y crítica al hilo, el director Jason Reitman vuelve a retomar la mancuerna que hizo junto a Diablo Cody, la escritora responsable de Young Adult y la multi-premiada Juno. Charlize Theron, quien ya también había trabajado previamente con esta dupla, interpreta al personaje estelar de la comedia-drama Tully, una madre que llega al límite de la paciencia luego de dar a luz a su tercer hijo.
El tema de la maternidad ha sido llevado al cine en distintas ocasiones, y a través de diversas historias que exploran el sacrificio, el amor, y a veces el dolor que conlleva traer una nueva vida al mundo. Tully consigue hacerlo de una manera única y conmovedora, y muy al estilo de Diablo Cody. Su sentido del humor está presente en cada uno de los diálogos de este relato que posee un toque refrescante.
Charlize Theron da vida a Marlo, una mujer que está a punto de dar a luz a su tercer pequeño. Atareada por las interminables labores domésticas, preocupada por el desempeño académico de su segundo hijo al que todos catalogan como «quirky», y decepcionada de sí misma por su descuidado aspecto físico, la protagonista se encuentra dentro de una olla de presión que está a punto de reventar. Luego del nacimiento del nuevo integrante de la familia, la situación continúa empeorando para Marlo, quien debe lidiar con las responsabilidades del hogar por cuenta propia, ya que su esposo Drew (Ron Livingston) está muy ocupado jugando videojuegos toda la noche.
Es entonces cuando Craig (Mark Duplass) decide ayudar a su hermana contratándole una niñera nocturna que cuidará del bebé para que ésta pueda descansar y recuperar sus energías. Como si se tratara de una versión moderna-hipster de Mary Poppins, la simpática Tully (Mackenzie Davis) aparece en la vida de Marlo para ofrecerle su ayuda. Aunque al principio la protagonista no se siente preparada para confiar el cuidado de la recién nacida en manos de una completa extraña, pronto comienza a surgir un lazo de amistad entre las dos mujeres, lo cual ayuda a Marlo a recuperar la estabilidad y paz mental que necesitaba.
Charlize Theron deja a un lado el glamour que le caracteriza para personificar a Marlo, y al hacerlo nos ofrece una interpretación sincera y muy natural que muestra los efectos de la depresión y el estrés post-parto. Definitivamente es una actuación que estaremos recordando de aquí a final del año. Mackenzie Davis se ha ido convirtiendo en una de nuestras actrices preferidas, desde su participación en el capítulo San Junipero de la serie televisiva Black Mirror, así como en su rol secundario en Blade Runner 2049. Como Tully, Davis se convierte en la contra-parte de Theron: un personaje aliviando que evoca en la protagonista un sentimiento de nostalgia por una juventud perdida, e incluso hasta recelo por la libertad que la joven posee.
Reitman y Cody van construyendo en Tully una historia sincera sobre el difícil (y cansado) trabajo de ser madre, el cuál comúnmente pasa desapercibido ante los ojos de quien realmente no tiene que preocuparse por cambiar pañales, alimentar a los pequeños, y darles una educación. La cinta remata con un acto final que guarda un punch dramático sorpresivo, pero que encaja a la perfección con el mensaje que el director y la escritora buscan transmitir a través de la cinta. Gracias a Tully, Jason Reitman vuelve a retomar el paso que había perdido luego de sus dos últimos descalabros, demostrando que sus colaboraciones con Diablo Cody son dinamita pura.
Calificación: *** 1/2
Título original: Tully
Año: 2018
País: Estados Unidos
Dirige: Jason Reitman
Con: Charlize Theron, Mackenzie Davis, Mark Duplass y Ron Livingston
Cine Sin Fronteras 